Hola, soy madre de tres uno de 24, 18 y 8, mis hijos mayores son de un padre y el pequeño es de otro, los primeros años de vida del pequeño todo fue perfecto, pero con los años todo a cambiado los dos mayores no me quieren cerca, y no logro entender qué pasó, porque he sido una mamá dedicada a ellos y muy consentidora. lo que ahora comprendo es que a veces mucho amor también se vuelve tóxico, yo fue de niña muy indiferente a mi madre entonces con mis hijos he sido demasiado de amarlos y protegerlos contra quien sea que se quería meter con ellos, siempre los cuidé y defendí mucho. Quizás eso no fue bueno pues a raíz de mi niñez traté de ser lo que hubiera querido que fuera mi madre conmigo y quizás cruce límites pero jamás los maltraté y ahora solo me quieren lejos de ellos, sufro mucho porque no logro entender, la única razón que me dan es que he estado demasiado presente en sus vidas y que no me soportan, desearía alguien pudiera darme una respuesta de cómo superar esto para seguir adelante ya que son 3 años de estar en esta angustia, si así debe ser lo acepto porque yo los respeto mucho sus decisiones, pero cómo lo supero, eso es lo que me atormenta.
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AYER, 2 MAY 2024
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Gracias por compartir tu caso. Espero que nuestras aportaciones te ayuden. Suscribo totalmente lo dicho por mi compañera. Trataré de añadir algún dato más que pueda resultarte de utilidad. Es un hecho comprobado que sobreproteger a los hijos, a la larga suele ser contraproducente. Pero no es un crimen, en realidad es amor. Hiciste lo que creíste correcto en su momento. Tu trauma emocional con tu madre te influyó. No te sientas culpable, sino orgullosa de haber inculcado amor a tus hijos. Otra cosa distintas es que ahora, con los años, veas las cosas de distinta manera, y ellos, ya mayores, también lo vean distinto. Es cuestión de aceptar nuestra evolución como personas, cada uno con sus circunstancias y opiniones, con aciertos y con errores, madurar, e intentar mejorar todo aquello que podamos mejorar.
Dicho esto, habría que plantearse también dos cosas. La primera, si proyectas ansiedad y angustia cuando hablas con tus hijos. Si es así, un trabajo personal que deberías hacer es aprender a gestionar y reducir ese comportamiento ansioso que puede tener un efecto negativo en quien lo percibe, de manera que proyectes mayor positividad y tranquilidad. Seguramente quieren que confíes más en ellos y no les crees un sufrimiento que, probablemente, es innecesario. La segunda es si, existe por parte del padre de los mayores y su familia, algún tipo de influencia negativa hacia ti y tu hijo pequeño (y su padre) que, aunque sea medio hermano de los mayores, puede haberse creado una cierta toxicidad en su contra porque quizás les hablas mucho del pequeño y de tus preocupaciones o problemas respecto a él (no podemos descartar que haya algo de celos). Sea lo que sea, sería bueno aclararlo, con el fin de situar realmente el problema y, en consecuencia, saber cuál sería el camino a seguir para mejorar esa relación. Sin prisas, sin agobios, tranquilamente. Podría ser también muy positivo, que aprendas o mejores las técnicas de relajación y meditación, que te pueden ayudar a transitar ese camino de mejora y reduzca esa angustia que sufres, sintiéndote mejor contigo misma y más segura, una actitud que, seguramente, haría que proyectaras una mayor positivdad a tus hijos y te sentirías más feliz. Recibe un fuerte abrazo.
17 ABR 2024
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Buenos días. Gracias por compartir tu consulta y recibir nuestras sugerencias.
El vínculo con nuestros hij@s siempre está condicionado por nuestras experiencias vitales, sobre todo las de nuestra niñez con nuestros padres, familiares y adultos significativos en la educación afectiva. Las gratificaciones o frustraciones, presencia o ausencias, abandonos o permanencia incondicional, carencias o abundancia son huellas emocionales que actúan consciente o inconscientemente en nuestra relaciones actuales.
Para poder ayudarte con tus hijos mayores primero quiero trasmitirte que el vínculo es como una calle de doble sentido, no solo es lo que tu sientes piensas y das, sino también lo que sienten, piensan y expresan tus hijos. Por esta razón, tienes que flexibilizar tu punto de vista y abrirte a la comunicación abierta con ellos.
Es muy probable que no lo vean igual que tu, e inclusive que cada uno de ellos presente un matiz diferente en sus apreciaciones.
Escucha y trata de entender sus críticas, corrige, acercar posiciones, respeta sus puntos de vista. El hecho de pensar diferente no significa que el amor es menor, para construir una identidad sana necesitan saber que los quieres y aceptas aunque no siempre hagan lo que tu esperas.
El amor por defecto o exceso es probable que dañe emocionalmente a los hij@s. En tu caso, el exceso de control, cuidado y omnipresencia resulta agobiante para ellos, puede que te hayas convertido en una madre sobreprotectora que no les da libertad y seguridad en sí mismos. Aprovecha esto que sucede con los mayores para corregirlo con tu hijo menor.
Para superarlo (como dices) acepta los espacios que te piden, respeta sus decisiones, escúchalos sin juzgar.
También es una buena oportunidad para ocuparte de ti misma, hacer todo aquello que postergaste por el cuidado de la prole, atender tus necesidades de persona más allá de la responsabilidad como mamá; esto te brindará más salud integral y no estarás tan obsesionada por los movimientos de tus hijos.
Puedes buscar asesoramiento psicológico que te brinde herramientas para superar este conflicto, estamos a tus órdenes.
Un saludo afectuoso.
Lic. Adriana García Cavalieri, Centro Dejando Huellas.
