10 razones por las que las personas no van al psicólogo

¿Por qué no vamos al psicólogo? Exponemos las razones más frecuentes y una explicación alternativa para apreciar la labor de los psicólogos.

12 DIC 2014 · Lectura: min.
10 razones por las que las personas no van al psicólogo

Existen diversas razones por las que las personas deciden no acudir a un psicólogo para solucionar sus problemas. A lo largo de mi experiencia, he escuchado, leído o presenciado diferentes testimonios sobre los motivos por los que no solicitar ayuda psicológica y, en muchas ocasiones, estos motivos se repiten. Normalmente, esta reticencia se basa en ideas preconcebidas que se tienen sobre lo que es la Psicología, o el trabajo de un Psicólogo. He querido hacer una recopilación de las razones más frecuentes para ofrecer una explicación alternativa que ayude a comprender la ayuda que pueden obtener si deciden al final beneficiarse de la Psicología.

  • 1. "Me da vergüenza contar mis intimidades a un desconocido". Es común encontrarse con este pensamiento, cuesta mucho contar lo que a uno le pasa a alguien que no conoce. "¿Y si se ríe de mí?" "¿Y si no me entiende?" "¿Qué va a pensar que soy?". Es importante tener clara esta idea para deshacerse de esos pensamientos: Un Psicólogo no te escucha para juzgarte. Ha visto muchos problemas como el tuyo o incluso peores y siempre tratará de comprender tu problema y de observarlo desde una visión objetiva sin prejuicios para poder encontrar la mejor solución a lo que te perturba.
  • 2. "No creo en esas cosas". Existen personas que no creen en la Psicología, la comparan con otros ámbitos de actuación como son el Tarot, la predicción de futuro o incluso la magia negra. De hecho, existen portales de anuncios en los que todas esas ramas se anuncian junto a profesionales de la psicología. Sin embargo, la Psicología es una CIENCIA en la que se realizan estudios para demostrar que las evaluaciones y los tratamientos que se realizan dan resultado y son eficientes. Y, en efecto, muchos estudios y experimentos avalan la validez de la misma.
  • 3. "A mí no me hace falta". En muchas ocasiones, las personas no reconocen que tienen un problema. Puede ser porque no son capaces de verlo, o porque piensan que reconocerlo es una muestra de debilidad. No hay nada más valiente que reconocer que se tiene un problema e intentar buscar ayuda para resolverlo si uno mismo no es capaz. El simple hecho de sufrir durante mucho tiempo y ante situaciones similares es señal de que puedes cambiar eso reconociendo que lo estás pasando mal y, si no te ves capaz de afrontarlo por ti misma porque no sabes cómo realizarlo, un profesional puede enseñarte cómo hacerlo.
  • 4. "Yo no estoy loco". Desde hace mucho tiempo, se ha asociado la idea de que las personas que acuden al psicólogo están "locas". Es algo que he tenido siempre muy presente en comentarios de conocidos y amigos que bromean sobre ello. Pero la realidad es bien distinta, ¿quiénes son los "locos"? Se denomina "loco" de manera popular a las personas que presentan trastornos psicóticos como por ejemplo la esquizofrenia. Estas personas necesitan un tratamiento más completo que la terapia, y normalmente están bajo observación y tratamiento de equipos interdisciplinares formados por psiquiatras, médicos, enfermeros y psicólogos entre otros. Además, las personas que acuden con más frecuencia a consultas de Psicología, padecen problemas bastante más comunes que pueden afectar a cualquiera: estrés laboral, desamor, pérdida de un ser querido, hijos con problemas de conducta… Por tanto, no es necesario estar loco para acudir a un psicólogo.
  • 5. "No es para tanto, ya se me pasará con el tiempo". Con frecuencia tenemos la idea de que no es tan grave lo que nos sucede o que es cuestión de tiempo: "El tiempo sanará las heridas", "cuando crezca se le pasará". Sin embargo, el tiempo puede paliar el sufrimiento pero no eliminar el motivo de nuestro malestar, ya que podemos volver a pasarlo mal si surge una situación similar. Si tenemos la opción de ahorrarnos el dolor, el tiempo que pasamos sufriendo y disponemos de la oportunidad de cambiar la forma de ver las cosas y aprender las habilidades necesarias para afrontar esos problemas, ¿por qué esperar a ver si "se me pasa"?
  • 6. "Lo que me hace falta es una buena borrachera con amigos y se acabó". Es aconsejable tener compañía y el apoyo de los amigos en circunstancias difíciles. Hablar con amigos puede ayudarte a desahogarte, a expresarte, a probar a ver diferentes puntos de vista. Lo que ocurre es que, la visión de los amigos se encuentra sesgada al haber vivido junto a ti tu problemática y su opinión será más subjetiva. Un psicólogo valorará la situación de manera objetiva, ofreciéndote una explicación a lo que te ocurre basado en su experiencia y formación, y te proporcionará las herramientas necesarias para poder hacer frente a esas dificultades. Un psicólogo no aconseja, sino que te prepara para las adversidades. Por otro lado, las borracheras tampoco ayudarán a que te sientas mejor al ser el alcohol un depresor, y mucho menos solucionará tu problema.
  • 7. "No me fue bien con un psicólogo". Otro motivo que me encuentro a menudo es el hecho de que hayan tenido una mala experiencia con un psicólogo. Hay que tener en cuenta que, como en toda profesión, existen buenos y no tan buenos profesionales. Si no ha funcionado con un psicólogo, no quiere decir que no nos vaya a ir bien con ningún otro, al igual que si comprando en una frutería nos va mal, no dejamos de comprar en otras fruterías. En ocasiones, no se trata tanto de si es o no es buen profesional, detrás de cada psicólogo hay una persona y muchas variables fuera de su alcance que pueden interferir a la hora de tener éxito con la terapia (la realización de las tareas por parte del paciente, el contexto en el que el paciente se encuentra, …) .
  • 8. "Qué vergüenza me da que se enteren de que voy al psicólogo". Tal y como hemos visto en puntos anteriores, la idea de ir al psicólogo va asociada a diferentes mitos o prejuicios sociales: "ir es de locos", "buscar ayuda profesional es de débiles", "qué clase de madre eres si no sabes ni cómo tratar a tu hijo", etc. Nos da miedo lo que pueden pensar de nosotros otras personas debido a estas ideas que incluso a nosotros se nos ha pasado por la cabeza. Lo importante es tener claro que queremos lo mejor para nosotros, y que si los demás no son capaces de entenderlo, hasta qué punto nos interesa su opinión. Nuestro bienestar y el de los nuestros es lo principal, y si conseguimos alcanzar nuestros objetivos, y ser capaces de mostrar a nuestro alrededor lo que hemos conseguido, podemos cambiar esos conceptos e ideas erróneas asociadas al ir a un psicólogo y ayudarles a tomar esa decisión si lo necesitan.
  • 9. "Es demasiado caro, no me lo puedo permitir". Los psicólogos entendemos lo complicado que puede resultar costearse una terapia. Es un coste elevado para la mayoría de las personas pero, ¿qué importancia le damos a nuestra salud mental? ¿a nuestra calidad de vida? Tenemos que cambiar el concepto de coste o gastar por el de invertir. Si nos planteamos que estamos invirtiendo en ser capaces de sufrir menos en nuestra vida, ¿realmente es un coste elevado?
  • 10. "Es más rápido y eficaz una pastilla". A veces, las personas prefieren no complicarse y tomarse una pastilla que les ayude a encontrarse mejor en ese momento. Sin embargo, la pastilla actúa a un nivel superficial, en el que podrá paliar los síntomas, pero no solucionar el problema. En una ocasión una paciente me comentó un símil bastante aclarador que empleo mucho en mis sesiones de psicoterapia: "Las pastillas actúan como los asintomáticos en los resfriados, la terapia es como un antiviral o antibiótico que erradica la raíz del problema". Esto no quiere decir que las pastillas no sean de utilidad, pueden ayudar como complemento y, en trastornos determinados son indispensables (trastornos psicóticos, por ejemplo), pero por sí solos, los psicofármacos, no son capaces de erradicar el problema.

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Escrito por

En Wai Zhou Lin

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