La prisa en nuestro día a día

En una sociedad ajetreada y con excesiva prisa como la nuestra, a menudo se hace difícil parar y salir de la espiral en la que diariamente andamos sumergidos.

5 JUL 2019 · Lectura: min.
La prisa en nuestro día a día

En una sociedad ajetreada y con excesiva prisa como la nuestra, a menudo se hace difícil parar y salir de la espiral en la que diariamente andamos sumergidos. En la medida en la que soy capaz de tomar el rol de observador de mi propia vida, de mi vivencia, también puedo tomar más consciencia tanto de mí como de lo que pasa a mi alrededor.

Situaciones que pueden darse con frecuencia son por ejemplo, no ser conscientes de haber hecho avances en nuestro recorrido habitual cuando conducimos, no ver lo que hay a nuestro alrededor cuando vamos caminando hacia al trabajo, incluso toparnos de frente con un conocido y no darnos cuenta de ello hasta que está justamente delante nuestro. Esto sucede porque la mayor parte de nuestro día a día lo hacemos en "automático", donde nuestra atención está puesta en las actividades a realizar y para las que a menudo tenemos que recurrir a las prisas para poder completarlas todas.

Seguramente cuando llega el fin de semana (si es que no lo tienes también confeccionado con una larga lista de tareas pendientes en casa o incluso laborales), la sensación es de un cansancio extremo, de agotamiento. Los términos de fatiga crónica; depresión; ansiedad; estrés laboral o síndrome de burnout se han hecho tan populares entre la población como elevado es el número de personas que los padecen o han padecido en algún momento de su vida.

Cuando alguna de estas realidades pasa a ser la nuestra se nos presenta la necesidad de un cambio en nuestra vida, en la mayoría ocasiones, no es posible un cambio total de ella, pero sí lo es un cambio de enfoque en nuestra vivencia de la misma.

Imaginemos que tenemos la opción de elegir entre un abanico de gafas de sol, cada una de ellas con una visión diferente. Entre las que nos ofrecen hay una que llama nuestra atención porque si nos las ponemos nos dan la habilidad de poder ver nuestra vida desde fuera, poder pararnos, observar nuestra historia, comprenderla, aceptarla, y desde esta nueva mirada, elegir qué movimientos quiero realizar ahora, hacia dónde quiero ir, ¿cómo quiero que sea mi vida a partir de ahora?

Darnos el permiso de parar y lanzar una mirada hacia dentro, nos permite redirigir nuestra vida, y desde aquí con una mayor consciencia de la misma, coger las riendas y decidir cuál es el camino que quiero seguir.

El autoconocimiento es una poderosa herramienta que sólo algunas personas se atreven a conocer, ¿estás tú entre ellas?

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Sendero Abierto Educación Emocional

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