Entrenar el pensamiento
El pensamiento no es en su conjunto algo puramente racional, pues a veces implica conocimientos viscerales y también emociones o datos sutiles que no llegamos a procesar de forma consicente.
Dentro del pensamiento, la voluntad tiene un funcionamiento similar al de un músculo. De hecho, podemos decir que es el músculo intangible por excelencia: Cuanto más se entrena más se fortalece y más funcional se vuelve con menor esfuerzo. Para llegar a usar la voluntad con fluidez, primero hay que ejercitarla. Puedes hacerte tus rutinas sobre cualquier cosa en la que te interese aplicarte o plantearte un cambio de hábitos para experimentar que tal te sienta.
Prueba estos ejercicios de reestructuración cognitiva a dirario durante dos semanas:
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Haz autoafirmaciones racionales
Cambia las afirmaciones irracionales que haces sobre ti mismo/a, las que te hacen sentir miserable o incapaz. Cambia esas afirmaciones (no valgo, siempre hago las cosas mal, ya no sé que más hacer….) por otras afirmaciones más racionales que te definan de forma más amable (puedo hacerlo mejor, si me equivoco no es el fin del mundo, voy a hacerlo de nuevo con más concentración…).
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Identifica las emociones dolorosas
La ira, la ansiedad, la desesperanza, el miedo subjetivo, a veces son difíciles de definir. Pensamos en lo que nos sucede y sentimos que se mezclan sentimientos, factores, tiempos en que suceden las cosas.
Podemos simplemente tratar de hacer una descripción: 'Ahora mismo siento…. Esto se manifiesta en…. Y lo que yo hago es cuando esto pasa es….'. Toda la información posible será valiosa, todo lo que nos pase por la mente, hasta que logremos identificar y nombrar de forma sencilla aquello que nos preocupa actualmente. Intentemos ser lo más concisos posible para definir como son esas emociones, como las vivimos.
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Descubre tus pensamientos desadaptativos
Cuando te sientes nerviosa o angustiada es el mejor momento para tratar de identificar los pensamientos automáticos que tienes. Solo tienes que observar y escribir exactamente aquello que te pasa por la cabeza. Si estás en una situación dónde no puedes escribir, puedes hacer la observación igualmente, pensando en las palabras que te dices para transcribirlas más tarde.
Algunas distorsiones cognitivas frecuentes, con las que solemos encontrarnos son:
- Pensamiento polarizado: es cuando interpretamos los eventos y personas en términos absolutos, sin tener en cuenta los grados intermedios (todo o nada).
- Sobregeneralización: una vez me sucedió algo y saqué una conclusión. Esa misma conclusión la doy por válida cuando ocurre algo que yo considero similar, sin embargo, las circunstancias no justifican que yo vuelva a sacar esa conclusión.
- Abstracción selectiva: me enfoco exclusivamente en las cosas negativas de un hecho, circunstancia o persona y excluyo otras características. Acabo sintiéndome perturbado.
- Descalificar lo positivo: siempre encuentro una justificación para desacreditar que una experiencia ha sido positiva. Es buscarle los tres pies al gato, haciendo uso de razones arbitrarias.
- Lectura de pensamiento: presuponer o adivinar las intenciones, actitudes o pensamientos de otros.
- Adivinación: predecir el resultado de eventos antes de que sucedan.
- Proyección: proyectar en el otro pensamientos, sentimientos que no acepto como propios porque me generan angustia o ansiedad.
- Magnificación y Minimización: Subestimo o sobreestimo la manera de ser de las personas o los sucesos que vivo.
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Realiza afirmaciones conscientes
Céntrate en afirmar aquellas cosas que describan la forma alternativa y positiva la forma que tienes de observar la situación. La vida es un caleidoscopio constante, hay miles de caras y posiciones que puede mostrarte una sola situación. Puedes posicionarte en una, o quizás haya dos o más que te parezcan adecuadas porque te colocan en una perspectiva distinta a la que estás habituado/a. En cualquier caso, lo óptimo es que te posiciones conscientemente después de haber descubierto la multiplicidad que se te ofrece. No por comodidad, sino después de observar, por elección propia.
La voluntad tiene un funcionamiento similar al de un músculo, cuanto más se entrena, más se fortalece y más funcional se vuelve con menor esfuerzo.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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