¿Miedo a los médicos?

¿Ir al médico te produce miedo? Descubre qué es la iatrofobia y cómo minimizar el miedo a las visitas médicas.

6 NOV 2017 · Lectura: min.
¿Miedo a los médicos?

"He de ir al médico, no quiero pero no puedo aplazarlo más. Estoy ya en la sala de espera y noto como me tenso. Miro el móvil, intento distraerme, miro a un lado y miro al otro. Llaman a uno, llaman a otro. ¿Aún no es mi hora? Van tarde… Encima he de esperarme, bueno mejor… y si me voy? ¡Uy, me han llamado! Ya no puedo huir"

En este pequeño texto aparecen rasgos característicos de las personas que sienten cierto miedo a los médicos o, en los casos extremos, fobia al médico (iatrofobia), por lo que evitan todo lo que pueden acudir al médico.

¿Cómo identificamos el miedo a los médicos o la iatrofobia?

Lo más importante en este tipo de fobias es la ansiedad anticipatoria. Excepto en los casos de máxima urgencia, la mayoría de visitas con los médicos requieren tener una cita previa. Por ello mismo, el solo hecho de llamar y esperar a la fecha puede llegar a ser un tormento ya que vienen pensamientos negativos de todo tipo que te pueden llevar a la huida o el aplazamiento indefinido de la visita. Este mecanismo, en el que se alarga y aplaza la visita a los médicos, ayuda a aumentar nuestros miedos, por lo que cada vez el temor es mayor.

Asimismo, en los días anteriores a la visita o en el rato previo cuando uno se encuentra en sala de espera, los síntomas físicos se disparan por la entrada inminente. Tensión, taquicardia, sudoración, movimiento de piernas y manos, baja concentración en otras cosas,… son algunos ejemplos de éstos.

¿Cómo actuar ante el miedo a los médicos?

Primero de todo, cada uno ha de ser consciente de cuál es el miedo y si existe una causa en el pasado que pueda justificarla como una experiencia traumática en algún momento como puede ser que te hayan realizado pruebas que has podido considerar invasivas o desagradables. Por ello, es necesario analizar qué sucede en esas situaciones y qué pensamientos están aumentando la ansiedad. A partir de este punto, es necesario valorar la certeza y utilidad de los mismos, intentando llegar a conclusiones que contrarresten el mensaje amenazante al que estamos acostumbrados.

Por otro lado, es necesario practicar tanto los días previos como en la sala de espera ejercicios de respiración y/o relajación sencillos para poder disminuir la ansiedad física.

En ocasiones, el hecho de ir acompañado también puede ayudarnos a estar más tranquilos. Sin embargo, es conveniente que no se convierta en una muleta, es decir, ir con alguien no ha de ser aquello que necesitamos sí o sí para ir al médico.

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