Se aprovechan de mí por ser generoso/a, ¿tengo que ponerle freno?
A veces de ser tan generoso puedes sentir que los demás se aprovechan de ti y luego se van. Hoy explico qué rasgos te llevan a eso y cómo aprender a poner filtros a la generosidad.
Parece que la generosidad no es algo muy habitual en un mundo acelerado donde todo el mundo va a la suya, no obstante, hay personas muy entregadas que lo dan todo, ayudan siempre que alguien lo necesita y luego lo que reciben suele ser una relación interesada, desaparecen a la primera de cambio y te decepcionan.
Evidentemente es bueno ser una persona generosa, pero hay que saber aplicarle filtros, es decir, hay que saber cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Ojalá pudiéramos vivir en un mundo donde todos fuéramos generosos, pero partiendo de la base que hay personas que se pueden aprovechar de la generosidad de los demás, es importante saber cuándo hacerlo y cuando no.
Hay personas que pueden unirse a ti de repente, con intención de tener contigo una amistad profunda y te lo muestran, de manera que confías y estás ahí para lo que necesite esa persona. Pero cuando la persona consigue su objetivo, se distancia o directamente desaparece.
¿Por qué siempre se acaban aprovechando de ti?
No sabes cómo lo haces, parece que tienes un imán que atrae sólo a las personas interesadas, pero en realidad, hay aspectos de ti que provocan que ese perfil sea quien se te acerque.
- Te sientes en la obligación de ayudar siempre: Seguramente habrás recibido una educación basada en el altruismo y en ayudar al prójimo. Has crecido con la creencia de que para ser una buena persona no puedes rechazar una petición de ayuda (sea la que sea y por muy sacrificada que sea) y aunque no te lo pidan te tienes que ofrecer.
- Priorizas a los demás por encima de ti: Aunque ayudar a alguien suponga perjudicarte tú o te resulte incómodo, siempre lo harás. Por ejemplo: has quedado para cenar con unos amigos y te has traído el coche para poder llegar antes a casa. Al acabar la cena ves que uno de tus amigos tiene que coger un taxi para regresar a su casa y sientes que es tu obligación ayudarle, por eso, te ofreces a llevarle a su casa aunque esté en dirección opuesta a la tuya, gastes el doble o triple de gasolina y llegues una hora más tarde. La sensación que tienes es que tu incomodidad o tu insatisfacción da igual, lo importante es ayudar a los demás incluso sin que te lo hayan pedido.
- Te cuesta decir que no: Te sientes mal cada vez que niegas algo. Es como si siempre tuvieras que estar disponible para todos en cualquier momento, incluso cuando eso te puede perjudicar. Te pongo un ejemplo: Estás en la oficina y un compañero te pide ayuda porque se te da muy bien hacer algo que al resto no. De buena gana le ayudas y vuelves a tu sitio pero luego otro compañero te pide ayuda y vuelves a ir. Al final acabas haciendo parte del trabajo de tus compañeros y el tuyo se queda a medias por lo que tu jefe te llama a su despacho para darte un toque de atención porque no estás rindiendo suficiente.
- Tienes miedo al rechazo: El comportamiento anterior de priorizar a los demás y no saber decir que no muchas veces está relacionado con el temor al rechazo. Tienes que caerle bien a todo el mundo y por eso te empeñas en sacrificarte por todos, te tienen que ver como lo que eres: una buena persona, aunque lo que no has pensado es que a lo mejor te ven como la persona de la que se pueden aprovechar. Piensas que si vas perdiendo gente te quedarás solo/a y eso será culpa tuya, porque no has hecho lo que debías hacer.
- Tienes miedo a la crítica y evitación del conflicto: Además del miedo al rechazo suele existir miedo a lo negativo que puedan pensar de ti. Eso es algo que te da pavor, que la gente vaya hablando mal de ti, que te critiquen, que consideren que no eres una buena persona, etc. Y por ese motivo evitas el conflicto, te conformas, no dices lo que te molesta y aunque sepas que te van criticando, te callas.
- Tu autoestima es baja: Todo lo anterior se resume en una baja autoestima. No te quieres suficiente y esperas que si te entregas al 1000 x 1000 la gente te querrá y así tú te sentirás mejor.
¿Cómo se puede filtrar la generosidad?
No se trata de dejar de ser una persona generosa, sino de cuidarte y respetar cuándo hacerlo.
- Deja de ofrecerte siempre: A veces puede salir de uno mismo ofrecer la ayuda, pero generalmente es mejor esperar a que sea el otro quien te la pida. Y si te ofreces, que sea porque no te resulta especialmente costoso ni pesado hacerlo o porque la persona que tienes delante te importa mucho (y eso no te puede pasar con todo el mundo, sólo con unas pocas personas de tu vida, ya que sino entonces también tienes un problema a la hora de filtrar a la gente).
- Cuando alguien te pide ayuda, valora si se lo merece y si puedes/quieres: Si consideras que tienes la obligación de ayudar a quien sea cuando sea, seguirán aprovechándose de ti. Si quien te pide ayuda es una persona que te ha fallado o decepcionado quizás no es merecedor/a de ese premio. Además, no sólo debes pensar si puedes ayudar o si dispones del tiempo, también es importante preguntarte si quieres hacerlo. Recuerda que en esta vida es importante cuidarse uno/a mismo/a y eso implica priorizarse y darse valor.
- Proponle que busque otras personas a las que pedir ayuda: Si siempre recurre a ti, ayúdale a plantearse otras opciones, dile que pida ayuda a otras personas de su entorno y que tú no puedes estar siempre sacándole las castañas del fuego, que tiene que aprender a buscar otras alternativas.
- Acepta la crítica: No le puedes caer bien a todo el mundo porque no todos estamos hechos para encajar unos con otros. Acéptalo. Eso implica que habrá gente que te criticará y no pasa nada, lo importante es si a ti te gusta como eres. Si es así, sigue adelante, y si no te gusta como eres, cámbialo. Además, quizás es el momento de alejarte tú de la gente que no te hace bien.
- Mejora tus habilidades sociales y aprende a decir que no: Aprende a ser una persona asertiva y a defender tus derechos, negarte y expresar desacuerdo de la mejor manera posible.
- Acepta el rechazo: Va de la mano de la aceptación de la crítica. Si no ayudas a las personas que te critican, es probable que se alejen de ti. Acéptalo también. No todo el mundo es merecedor de estar a tu lado pero eso no quiere decir que hayas hecho algo mal. Simplemente no era una persona que debiera estar en tu vida y eso no quiere decir que te vayas a quedar solo/a y si te quedas, es porque no llevabais una relación sana y toca ampliar el círculo social.
- Mejora tu autoestima, deja de conformarte con lo que tienes: Aprende a valorar quién eres y todo lo bueno que tienes, de esa manera dejarás de sentir que la gente tiene licencia para aprovecharse de ti. Y como siempre, pide ayuda profesional si crees que la necesitas.
Encarni Muñoz Silva
Psicóloga sanitaria, colegiada nº 16918
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Con 52 tacos no me da miedo ni la muerte, ni los barrios conflictivos, ni el trabajo duro, etc solo temo a las sonrisas que te apuñalan por la espalda.
Muy hermoso sus consejos saludos!