Vivir en pareja

Muchas veces me he preguntado lo que es vivir en pareja. No el hecho físico, sino lo genuino, lo concerniente al sentimiento de vivir con alguien y sentirle emotivamente. Ya sé que muchas personas dicen que viven en pareja, les oigo decirlo sí, y dan fe de ello cuando dicen que han pasado por la iglesia o por el juzgado para decir a Dios o a los demás que quieren vivir en pareja y, quién sabe si con el tiempo tener familia. Otros no dan ese paso porque piensan que es puro formalismo.

¿Qué significa vivir en pareja?

Seguramente, la realidad es que, de una forma u otra, para muchos de ellos, vivir en pareja, salvo en los primeros momentos de la relación, se convierte en puro formalismo.

Por eso, cuando uno se cruza por un camino y ve que dos personas van andando, paso a paso, una al lado de la otra, sin nadie más, sólo avanzando; y cuando además observas que ambas llevan la misma mochila, los mismos bastones, el mismo camino, y que los dos esbozan una sonrisa y cuando, también, comparten la misma conversación; entonces te das cuenta de que quizá eso sea lo más importante y bonito.

Cuando hay conversación entre dos personas, y además miradas y caricias, cuando hay deseo, cuando se comparten enseres y un mismo camino, se ve lo poco importante que es si uno recoge el cuarto de baño, o si tira o no la basura, etc.

Si el compartir tareas domésticas se convierte en lo más importante de una pareja, ya se sabe de qué pareja estamos hablando: la pareja formal, habitual, una de tantas parejas. No digo que sea malo, digo que es lo corriente.

Y, sin embargo, cuando compartir tareas no se discute, porque apenas se discute, porque sobre todo se habla, se escucha, se comparte, se sonríe, queriendo que al otro le vaya bien y que sea feliz; quizá entonces la palabra no sea "pareja", sino "unidad" o "unión", pues todo se funde: uno es el otro, y el otro es uno.

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