Mi marido quiere que salgamos solos

Hola Clara, primero de todo gracias por compartir cómo te sientes.

No debe ser nada fácil la situación que comentas, pero es importante que tengas una conversación con él para poder ver que ocurre. ¿Nunca le ha gustado relacionarse con amigos o viene de hace poco? ¿qué motivos tiene para enfadarse siempre que salís con gente?

Sé que a veces, estas conversaciones pueden ser incómodas pero son necesarias. Y es importantísimo recurrir a la negociación y los pactos, para que la relación esté equilibrada.

Si a vosotros solos os cuesta, no dudéis en pedir ayuda y comenzar terapia de pareja. Son muchas las parejas que salen fortalecidas gracias a ella.

Un abrazo!!

Hola Clara. Si a tu marido le incomodan tanto las relaciones sociales, podríamos preguntarnos lo primero qué es lo que le molesta de esa situación, para qué quiere huir de algo así, por qué no quiere establecer contacto con otras personas. ¿Se siente inseguro? ¿Tiene miedo de algo? Por otro lado, y en paralelo, sería trabajar en base a que sois un equipo: unas veces haréis planes que te gusten más a ti, otras veces que le gusten más a él, y otras veces saldréis por separado para hacer cada aquello que más le apasiona. Esas serían unas claves básicas. Pero claro, como todo proceso, sería conveniente que pudierais invertir un tiempo en una terapia de pareja. Un saludo.

Lamento escuchar que te encuentras en una situación tan difícil y emocionalmente cargada. Es claro que las actitudes de tu padre y su historia de celos y violencia han tenido un impacto en cómo te sientes con respecto a las relaciones. Es normal que te sientas frustrada y triste por su falta de comprensión y por no sentirte escuchada.
Es importante recordar que tú mereces amor, respeto y la posibilidad de explorar relaciones sanas. Sin embargo, es también comprensible que enfrentar la oposición de tu padre puede ser abrumador y angustiante. Dicho esto, buscar un camino que equilibre tus deseos personales con el respeto hacia su opinión y tus propias preocupaciones es crucial.
Sería beneficioso tener una conversación calmada con tu padre, en la que puedas expresar tus sentimientos y preocupaciones, y también escuchar sus puntos de vista. Aunque pueda ser difícil, la comunicación puede ser el primer paso hacia la comprensión mutua. Explícale cómo te sientes y cómo este aspecto de tu vida es importante para ti. Asegúrate de hacerlo en un momento en que ambos estén relajados y dispuestos a hablar.
Si sientes que es necesario, podrías considerar buscar la ayuda de un mediador, como un consejero o terapeuta familiar. Ellos podrían facilitar la comunicación y ayudar a tu padre a entender tus necesidades y perspectivas.
Recuerda que esta situación no define tu vida y que tienes derecho a buscar la felicidad y relaciones saludables. Tomar decisiones basadas en tus propios deseos y necesidades es un paso importante hacia la autonomía y la construcción de tu futuro.

Entiendo lo difícil que puede ser enfrentar diferencias en las preferencias sociales dentro de una relación. Parece que tú y tu esposo tienen estilos de interacción social distintos. Es normal que cada persona tenga sus propias comodidades y límites en este aspecto.
Es crucial recordar que en una relación, el amor y la comprensión son la base de cualquier solución. En lugar de ver estas diferencias como obstáculos, podrían ser oportunidades para crecimiento y fortalecimiento de su vínculo. Considera iniciar una conversación honesta y sincera con tu esposo sobre cómo te sientes cuando las situaciones sociales se convierten en fuente de conflicto.
Hablar con empatía y cariño, explicándole cómo las relaciones sociales son importantes para ti y cómo podrían contribuir positivamente a tu vida, puede abrir el camino para una comprensión mutua. También es esencial estar dispuesta a escuchar sus perspectivas y preocupaciones. Encontrar un punto intermedio donde ambos se sientan cómodos podría ser un objetivo a considerar.
En algunos casos, puede ser beneficioso contar con la guía de un terapeuta. Un profesional puede brindar estrategias y herramientas para comunicarse de manera efectiva, entender las necesidades del otro y encontrar soluciones que enriquezcan su relación. Recuerda que este es un proceso que requiere paciencia y esfuerzo mutuo, pero el resultado puede ser una relación más sólida y enriquecedora para ambos y para sus hijos. Juntos, pueden superar estos desafíos y seguir construyendo un futuro lleno de amor y comprensión.

Buenos días Clara,
Entiendo tu malestar y tu sensación de impotencia.
La pareja la forman dos personas y el hecho de tener que preocuparnos por nuestro propio bienestar no significa que no tengamos que llegar a puntos de encuentro y "negociar" en muchos momentos, la idea es que las dos personas ganen o ninguna pierda, es decir, evitar que siempre haya un vencedor sobre un derrotado.
No solo es lo que implica el hecho en concreto de compartir momentos de ocio con otras personas, sino la sensación de no poder dialogar, si cuando lo hacéis (quedar con más personas) él se enfada, no vale, porque al final parece que obtienes un castigo por hacer algo que no quiere. Así no vale, entiendo que así no te compense pero es la forma en la que el intenta, probablemente de una forma no premeditada, que te vayas olvidando del tema porque no te compensa, es una forma egoísta de gestionarlo.
Entiendo que habrá otras muchas cosas que te compensen de tu relación y es por ello que te animo a que consultéis con un terapeuta de pareja este conflicto. Tratamos este tipo de situaciones en consulta todos los días y las personas aprenden a comunicarse, aprenden a entender al otro y a negociar puntos de diferencia.
Mucho ánimo.
Un saludo!

Buenos días Clara. Comprendo perfectamente tu malestar, dado que es una situación complicada. Y lo es para ambos. Uno de los ejes principales de la terapia de pareja, más que la transformación del otro, es la aceptación. Hemos de ser conscientes de la persona con la que estamos, sus cualidades y también sus defectos o aquellas cosas que no nos gustan, y ver si somos capaces de aceptarlas y convivir con ellas. Esto es aplicable tanto a ti, como también a tu marido.
Sobra decir que también es necesario que exista una flexibilidad, ciertas cesiones, pero siempre desde esa base que implica aceptar al otro, sin perderse uno mimo. Es lo que se denomina una actitud asertiva.
Si fomentamos una comunicación asertiva, que valide y reconozca a ambos miembros de la pareja, podremos tratar de llegar a acuerdos, sin culpabilizar al que es más social, pero tampoco al que disfruta de una mayor intimidad.
Ahora bien este proceso también lleva a que, en muchas ocasiones, dependiendo de la relevancia de la diferencia y de lo alejada de cada una de las posiciones, se constate que no existe la posibilidad de llegar a un punto medio. Aquí es donde, a nivel individual, cada uno deberá valorar si le compensa aceptar aquello que para el otro es irrenunciable, o si por el contrario, dado que lo necesito, no puedo aceptar renunciar y actúo en consecuencia.
Debéis mantener un diálogo sincero, sin reproches, validándoos mutuamente desde una actitud asertiva, tratando de llegar a acuerdos. Eso sí, siempre desde la aceptación del otro, más que pensando en que, de manera repentina vaya a hacer una transformación radical. E insisto, esto no es solo dirigido a ti, también a tu marido.