11 JUL 2013
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Experiencia personal: Tengo 26 años y estoy de novio por primera vez hace 1 año y medio.
Durante los primeros 10 años sin estar de novio, siempre fui sincero con todas las mujeres con las que estuve, nunca prometí ni dije que las amaba ni que las quería, cuanto mucho les dije que les tenía cariño por que eran lindas personas. No sólo íbamos al hotel, también compartía salidas y charlas muy interesantes con ellas, pero finalmente terminaban ilusionándose y yo dejaba de verlas al sentir la más mínima presión de compromiso.
Hasta que, vaya uno a saber si por la edad, la madurez, el destino o lo que fuera, me comencé a frecuentar cada vez mas con una chica, mas joven que yo, que ahora es mi actual novia, no es superior en belleza, ni en inteligencia que las demás con las que estuve, simplemente me vi atraído a ella por su madurez y su sencillez y lo que yo estoy seguro que fue lo más importante para atraparme, nunca me obligó a nada, siempre me dio todas las libertades!!
Aclaro que no estoy enamorado ni estoy seguro que sea ella el amor de mi vida, pero soy muy feliz.
Tampoco le fuí infiel en este año y 1/2 (cosa que jamás hubiera creído poder hacer) y no es que me reprima, simplemente no me aburro de ella.
Ahora viene lo interesante: tenemos muy épocas cosas en común, son muy pocos los intereses que compartimos (para que entiendan... no le gusta la televisión, ni las películas, ni los videojuegos, ni los deportes, ni nos gusta la misma música, ni tenemos amigos en común ni temas de conversación ultra interesantes y trascendentales, lamento si no puedo explicar qué es lo que nos mantiene tan juntos, fieles y encariñados, pero es que el 99% del tiempo que la pasamos juntos, la pasamos muy bien!.
Durante un tiempo nuestra relación fue más que perfecta, el primer año de novios nunca jamás tuvimos una discusión!!! Pero después las cosas cambiaron... Las cosas comenzaron a verse demasiado rutinarias, monótonas, como si nos acostumbráramos el uno al otro y el tiempo que pasábamos juntos se nos hacia aburrido.
Ella comenzó a ser menos cariñosa conmigo, se puso muy susceptible a mis críticas y aparecieron los histeriqueos típicos de las mujeres... yo todo lo contrario, trataba de complacerla siempre y de atenderla en todo lo que necesitase y ahí estuvo mi error.
Las semanas fueron pasando, yo empecé a cansarme de la situación y las discusiones aparecieron, casi todos los días teníamos pequeñas o grandes discusiones. Hablábamos de eso y de cómo hacer para llevarnos bien, pero no sirvió de nada.
Un buen día, la llamé por teléfono y fui llevando la conversación, obligándola a que me diga qué es lo que le pasaba, porque definitivamente las cosas habían cambiado, ella también y yo no podía continuar así.
Tras un rato de titubear la respuesta fue: "no me siento atraída hacia vos como antes".
Me aclaró que me quería, lloró, me dijo que no estaba segura, que necesitaba un tiempo quizás, conocer otras personas (como sacado de un manual), yo me entristecí también, pero no trate de hacerla cambiar en su parecer, simplemente le dije que la culpa de su aburrimiento conmigo era la rutina y que yo tampoco podía seguir tolerando sus reacciones y que lo mejor para ambos era separarnos y no tomarnos un tiempo, porque la esperanza de volver a estar juntos nos haría sufrir más.
Ella dijo que está bien, pero que quería seguir viéndome, que me quería y me iba a extrañar y yo le dije que también pero que tampoco estaba seguro de cómo continuar.
Así termino esa charla, ambos muy tristes, pero conclusos en que no podíamos seguir como veníamos.
Al otro día, ya más asentados en la desgracia de nuestra relacion, nos reunimos para discutir mejor y en frio.
No hablamos de los mismos temas, más bien de cómo haríamos para llevar la ruptura de forma que nos duela lo menos posible a ambos.
Le expliqué lo que, yo creía, era el motivo de su aburrimiento y que no se dio que no pude mantener la llama de la pasión, que me perdone (cosa que no fue sólo mi culpa, pues el no tener muchas cosas en común ni mucho tiempo para explorar otras actividades, es muy difícil).
Cuestión que mi propuesta fue seguir saliendo y viéndonos, pero sin compromiso, con menos frecuencia... esto significaba que podíamos salir con otras personas, sin derecho a reclamar nada.
Como resultado, automáticamente después de la charla, ella se puso muy cariñosa, yo en ese momento lo interpreté como que sentía pena por mi (realmente no lloré, pero se me notaba lo triste).
Esa misma noche, hablamos un montón, fuimos a un hotel y pasamos un momento muy apasionado, nos aclaramos muchas cosas para llevarnos mejor (siempre teniendo en cuenta que la relación ahora era "FREE") y sin duda la relación ha vuelto a tener lo que hacia meses había perdido.
Ahora las cosas son totalmente diferente para mi y también para ella, porque disfrutamos de esa libertad, a pesar de no tenerla.
Mi actitud ahora hacia ella es realmente como si no fuera mi novia, ya no estoy a sus pies esperando para complacerla, ni pretendiendo nada de ella, simplemente trato de disfrutar el momento que pasamos juntos.
Y eso me sacó la angustia, por un lado ella volvió a ser como antes conmigo y por otro lado tengo la libertad que necesito en caso de no sentirme a gusto.
Mi conclusión es que:
Las relaciones en las que hay química y afecto, pero que sin razón aparente y repentina, se va volviendo poco interesante y atractiva, suele ser por la rutina, la presión del compromiso y principalmente cuando uno de los dos se torna absorvente.
Explicación: cuando uno conoce una persona, cada vez se visitan más frecuentemente. Empiezan a verse cada vez mas, para hacer siempre lo mismo (comer, dormir, ir de shopping, salir a bailar, etc), entonces la relación se vuelve predecible y monótona. Todos necesitamos un espacio personal y a nadie le gusta que le prohíban hacer cosas y cuanto más nos prohíben más queremos hacerlas.
Con el tiempo, la confianza hace que dejen de cuidar su figura, aveces la pulcritud y sobre todo los modismos ( no es sexi un hombre soltando fratulencias, ni una mujer que deja crecer el bello de sus piernas).
Otra cosa importante es no perder el cariño propio ni desvivirse por el otro: No es sano para ninguno de los 2 cumplir cada caprichito para complacer a tu pareja, esto genera aburrimiento al ser tan fácil conseguir lo que se quiere. Si no tenes ganas de algo no lo hagas y si no te molesta hacerlo, tampoco lo hagas siempre. Es importante mantener la autosuficiencia pero hay que tener un poco de tacto en este asunto. En el sexo por ejemplo es muy importante cumplir todas las peticiones de tu pareja, pero si algunas de esas peticiones no te gustan tanto no tenes por qué hacerlas siempre que te lo pida.
En resumen: debes comportarte como si se conocieran hace poco, hay que conquistar y sorprender, como cuando recién se empieza a salir con alguien, de esa manera se mantiene la llama de la pasión encendida, hay que ser impredecible, no ir siempre al cine, ni salir siempre juntos.
Hay que mantener la independencia emocional y si no la podes mantener al menos simularla, pero cuidado, no ignores demasiado sus demandas, porque en vez de atraerle vas a alejarle.