Adicciones: la motivación como motor

Las adicciones son una enfermedad que, si bien esa es su definición, socialmente no se considera así ya que hay unas creencias erróneas que tienden a culpabilizar a la persona

5 MAR 2020 · Lectura: min.
Adicciones: la motivación como motor

La adicción es una enfermedad. Socialmente hay que tratarlo asi, ya que hay una concepción un tanto despreciativa con respecto a las enfermedades adictivas.

Este matiz hace falta aclararlo, ya que hay una creencia extendida que si no se quiere padecer una, hay que limitarse a no probar nada que la pueda desencadenar. Si bien es un argumento muy simplista, es un comentario que menosprecia la enfermedad y todo aquello que supone a la persona que la padece como a todo su entorno. La vulnerabilidad por la que hay personas que "caen" o no en una adicción tiene una base biológica que explica porque hay personas más vulnerables y porque otras no. Asimismo hay otras variantes psicológicas y ambientales que pueden ser un reforzador o un protector ante una adicción futura.

En nuestro día a día vemos como hay un número mayor de personas que padecen una adicción. Seguro que conocemos a alguien que le resulta difícil de dejar aquello que, aunque sabe que le hace daño, lo sigue consumiendo sin que pueda controlarlo.

Cuando hablamos de adicciones tendemos a pensar en las sustancias, pero cada vez hay más adicciones que no estan relacionadas con un sustancia en si, sino que se vincula más a actividades que también producen un daño tanto psicológico, personal, laboral y físico.

La ludopatia, la adicción al móvil, a los videojuegos son un ejemplo de adicciones que no tienen una vinculación directa con una sustancia pero que tienen una repercusión igual de dañina que cualquier sustancia.

Por adicción entendemos la dependencia de una persona hacía una actividad o sustancia que le produce placer. Este es momentáneo y cada vez se depende del aumento del consumo para alcanzar el mismo placer que se obtenía al principio. Se va creando una dependencia física y psicológica que dificulta cada vez más el poder dejarlo ya que el síndrome de abstinencia es más fuerte.

El factor que es el más fuerte ante la posibilidad de dejar una adicción es la motivación. Esta tiene que venir de la persona afectada. Da igual que las personas de alrededor sean insistentes, la principal voz que importa es la de uno mismo, ya que es la persona que se va ha enfrentar a esa decisión, siempre y cuando vea que tiene un problema. Si no se produce ese diálogo interno, no surgirá la decisión hacía una rehabilitación.

La motivación es un eje muy importante ya no sólo en el principio, sinó que tiene que seguir vigente durante todo el proceso para progresar. Durante todo proceso de rehabilitación, cómo en otros procesos, hay recaídas. Cuando se producen es importante tener presente las motivaciones que iniciaron el proceso, así como todo aquello que nos anima para proseguir y no dejarse vencer por el bajón que supone la recaída.

La motivación, aparte de ser una herramienta muy importante y casi que decisiva para una rehabilitación con éxito, esta también tiene que estar presente en el entorno más cercano de la persona. La confianza, el apoyo, el confort o el refugio donde acudir son importantes y elementos motivadores que conforman un entramado que configura un buen pronóstico de recuperación del tratamiento. Aportan un soporte alternativo al de la persona que, en ese momento, carece por las consecuencias de la adicción. Por todo ello, en muchas ocasiones es muy difícil salir de una adicción ya que no es simplemente dejarlo y ya está. Existen muchos factores que explican el éxito o fracaso de una rehabilitación.

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Escrito por

Raquel Roldán Aparicio

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