La importancia de perdonarse a uno mismo

Hay gente que tiene poca dificultad a la hora de perdonar a la gente que le hiere, falla o hace daño. Sin embargo, de esas mismas personas hay muchas que son implacables contra ellas mismas. Pueden perdonar hasta a su peor enemigo, pero a la hora de perdonarse a ellos mismos, no son capaces; son su peor verdugo o su peor juez.

Ya sea como norma/hábito o tras algún momento puntual en tu vida, aprender a perdonarte y desprenderte de la culpa hacia uno mismo, es fundamental para estar en paz y vivir feliz.

Quienes se culpan constantemente y no se perdonan nada, normalmente son personas muy autoexigentes, que piensan que la perfección existe y deben llegar a ella. Por tanto, cada pequeño error que cometen lo valoran como una gran equivocación y se castigan de forma desmedida, teniendo muy buena memoria de todas las veces que se han equivocado y diciéndose un diálogo interno detallado de todos esos errores (aunque ya se hayan resuelto favorablemente).

Luego están las personas que normalmente no son tan injustas consigo mismas pero que han cometido algún error que ha tenido consecuencias irreparables. Os pongo el ejemplo de una chica de 30 años a la que llamaré Lucía que venía a terapia porque no podía superar la muerte de su madre. Indagando en la historia personal de Lucía, la madre había sido una persona que la descuidó y nunca le dio cariño. Había una clara preferencia ante su hermano y ella era despreciada a veces indirecta y otras directamente. La cuestión es que ella generó un rechazo hacia su madre tal, que cuando a ésta le diagnosticaron cáncer, Lucía ni se inmutó. Decidió que fuera el hermano y el padre quienes se encargaran de todo. Ella iba de tanto en tanto a verla a casa y al hospital y nunca se desentendió completamente. No obstante, el día de su muerte Lucía no se entristeció y decidió no acudir al tanatorio ni al entierro. A los meses empezó a aparecer un sentimiento de culpa que antes no había experimentado. No se perdonaba no haber estado ahí en los últimos días ni haberse despedido de ella por su enfado que ahora veía una tontería.

El caso de Lucía es algo que me he encontrado en varias ocasiones en terapia, no sólo tras la muerte de alguien, sino también por haber dado una educación a los hijos que no se considera adecuada, por una ruptura sentimental de la que el paciente fue causante por una infidelidad emocional o sexual y que luego se arrepiente porque no pudo recuperar, etc. Muchas personas se atormentan tras haber cometido un error que ha supuesto un antes y un después en la vida de la persona y asumen mal la responsabilidad del riesgo que asumieron.

¿Cómo puedo aprender a perdonarme?

1. Piensa en el origen de la culpa y analízala: ¿por qué te sientes culpable?, ¿Es algo que sólo dependía de ti o dependía de alguien más?, ¿es un error que has cometido muchas veces?, ¿cómo y cuánto de importante es ese error con respecto al resto de cosas que haces bien? A veces nos sentimos culpables de algo y le damos vueltas una y otra vez a la emoción sin llegar a comprender del todo las bases y fundamentos de ese malestar. Quizás no era para tanto y estás haciendo un mundo.
2. Acepta y normaliza el error: Todos nos equivocamos y a veces cometemos grandes errores. Pero ser consciente del fallo ayuda a que no se repita, así que una vez seas consciente de ello, machacarte por algo que ya está hecho no tiene sentido. Los errores son para aprender de ellos, no para enclaustrarse en ellos. Lo malo no es tropezar con una piedra sino encariñarse con ella, así que pasa página, te has equivocado, sí, pero como todo ser humano. No vas a poder evitar el error, así que aprende a vivir con él.
3. Elabora esa culpa: Generalmente cuando aparece la culpa es porque una vez ha pasado todo, se ve muy claramente el error. Cuando hay culpa siempre en mis pacientes siempre hago la misma pregunta: Si hubieras tenido una bola de cristal, ¿habrías hecho lo mismo? Evidentemente la respuesta es no y la siguiente pregunta es: ¿acaso tenías esa bola, y si no la tenías, cómo ibas a prever el futuro y las consecuencias de él?. Actuaste con los recursos y la información que tenías, pero nunca tienes toda la información porque el futuro es incierto. De ahí la frase, a veces se gana y a veces se aprende, porque los errores hacen que aprendamos y nos dotemos de nuevos recursos. Por ejemplo, si tienes un gato y dejas la puerta del balcón abierta con la mala suerte de que el gato salta y se mata, te vas a sentir fatal y culpable por haber dejado la puerta abierta, y adoptar otro gato no te liberará de la culpa, pero ese error hará que la próxima vez que tengas una mascota prestes más atención a los posibles peligros con los que te puedas encontrar y por tanto, tendrás más recursos. Si hubieras sabido que los gatos saltan al ver posibles presas sin pensar en lo que hay debajo de la valla, es muy probable que no hubieras dejado la puerta abierta, pero esa información no la tenías y no vale la pena machacarse con algo que antes no sabías y ahora sí.
4. Vuelve a intentarlo: Pasar página con la culpa también implica volver a intentar algo y dejar ir el pasado. Lo que sucedió ya no podemos cambiarlo y una vez aprendida la lección, lo que queda es volver a intentarlo de nuevo. Ese volver a intentarlo a veces supone pedir perdón y aceptar la responsabilidad, así que sé honesto contigo mismo y responsabilízate de tus actos para luego crear nuevos.

¿Por qué es importante perdonarse a uno mismo?

Podemos decir que perdonarse a uno mismo es importante para no enrocarse con el pasado y seguir experimentando y por tanto, viviendo. Piensa en un hecho sencillo: hasta un asesino después de cumplir su condena tiene la oportunidad de empezar de nuevo, salir y ser una persona diferente. ¿Por qué tú vas a ser menos que ese asesino?, ¿qué crimen has cometido tú que no se pueda perdonar?.

Encarni Muñoz Silva

Psicóloga sanitaria, colegiada nº16918

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