Patricia Ramírez: “Respondemos igual que cuando vivíamos en las cavernas”

¿Se estresa cuando tiene que hablar en público? ¿Pensar en una mudanza le altera? Pues sepa que nos pasa a casi todos.

25 ENE 2019 · Lectura: min.
Patricia Ramírez: “Respondemos igual que cuando vivíamos en las cavernas”

Esto se debe a un sesgo de la evolución que nos han dejado nuestros ancestros. La parte positiva: está a tiempo de entrenar su mente para domar esos miedos y vivir mejor.

Así lo cuenta la psicóloga Patricia Ramírez, una de las caras más mediáticas de la psicología en nuestro país, colaboradora del programa de televisión Para todos La 2 y de publicaciones como El País o 20minutos. Ramírez, una de las “psicólogas más influyentes de España”, calificativo de la editorial que ella misma no se toma demasiado en serio, acaba de publicar su séptimo libro, “Estrena optimismo” (Grijalbo, 2018) y está a punto de subirse a las tablas del teatro Nuevo Apolo, en Madrid, para presentar la obra “10 maneras de cargarte tu relación de pareja” junto a la también psicóloga Silvia Congost. Su innovador trabajo con equipos de fútbol de La Liga española la pusieron en el foco mediático; su talento hizo el resto.

- Libros, prensa, televisión, redes sociales y ahora teatro. La editorial la presenta como la psicóloga “más influyente de España”. ¿Cómo lleva esta fama?

- ¡Se ha exagerado! Todo empezó cuando recibí, en 2017, un premio del Colegio de Psicólogos a “la psicóloga más influyente en redes sociales”. Desde entonces, algunos medios han usado lo de “más influyente” sin decir que era un premio que me había dado el Colegio. Pero con la de psicólogos que hay en España es más que probable que alguno tenga más seguidores que yo. Creo que todo esto se debe a que intento transmitir información rigurosa de una forma sencilla y que, además, trato que sea muy visual. El hecho de ser divulgadora, y aparecer en medios de comunicación, me ha hecho ganar ese calificativo. ¡Pero anda que no hay psicólogos influyentes!

- Pero está fuera de toda discusión que su nombre es uno de los que la gente tiene en la mente cuando piensa en psicólogos. Sus colaboraciones con medios de comunicación tendrán parte de la culpa.

- Mediática, eso es. Aunque no por esfuerzo mío, soy mediática porque el fútbol me hizo mediática. Después la tele lo agrandó, piensa que llevo ya siete años en la televisión, en el programa Para Todos La 2.

- Y ahora va a dar el salto al teatro. Estrenará el 25 de marzo en el teatro Nuevo Apolo de Madrid la “10 maneras de cargarte tu relación de pareja” junto  la también psicóloga Silvia Congost

- Sí, estrenamos ya mismo. Vamos a hacer un monólogo, aunque deberíamos llamarlo bidólogo, ya que lo hacemos entre las dos. La obra se llama así porque vamos a presentar, con un toque de humor, todos esos errores que cometemos en pareja. Y también desde el humor queremos que los espectadores aprendan a corregirlos. Aunque la gente no lo crea, lo fácil es llevarse bien en pareja, lo difícil es lo otro; parece que la gente haga mucho empeño en cargarse su relación de pareja.

- En su nuevo libro “Estrena optimismo” comenta algo parecido. Hay que esforzarse para cargarse una relación de pareja, igual que tenemos todos una tendencia a no ser optimistas de fábrica, se necesita empeño y esfuerzo.

- Los estudios nos dicen que el cerebro viene configurado para detectar amenazas, y realmente, gracias a ese radar que tenemos hemos conseguido sobrevivir y estar hoy aquí hablando. Pero las amenazas han evolucionado de forma diferente a lo que ha evolucionado nuestro sistema límbico. Emocionalmente seguimos reaccionado igual ante las amenazas aunque ya no estemos expuestos a peligros que amenacen nuestra vida. Antes cazar y comer era un peligro; resguardarse era un peligro y estar sano tampoco era fácil. Actualmente tenemos antibióticos en las farmacias, podemos ir al supermercado, tenemos calefacción en las casas, pero seguimos teniendo ese sistema de alerta que reacciona ante actividades que no nos deberían generar peligro: hablar en público, relacionarnos con gente, miedo a perder la pareja, conducir, mudarte de casa o casarte. La gente ha convertido en estresores un montón de situaciones que no deberían ser tan graves como para estimular nuestro sistema nervioso simpático. Son actividades a las que hay que dar una solución, que seguramente habrá que analizar con detalle, que habrá que saber interpretar. Pero desde luego, no deberían asustarnos.

- Entonces, ¿todo tiene un origen evolutivo?

- Claro, estamos respondiendo igual  que cuando vivíamos en las cavernas, pero esto ya no es así. Es más fácil ser negativo, tenemos una tendencia natural a ello. Pero si educamos y entrenamos el cerebro para que vea esa parte de forma más positiva podremos vivir con más serenidad.

- ¿El optimismo debería ser una obligación?

- Debería ser una elección, igual que debería ser una elección hacer ejercicio, dormir las horas que necesitamos o comer de forma saludable.  Pero dependiendo del hábito que tenga cada uno, empezar a pensar de forma positiva le va a requerir un esfuerzo que uno no quiere hacer. Aquella persona que es victimista, que le encanta rumiar, que incluso se siente segura dándole vueltas a cosas que no puede controlar (que no es más que una forma de aliviar su ansiedad aunque luego se le potencie más), pues esas personas a veces no quieren cambiar. ¿Deberían ser positivas? Si usamos el “debería” igual que decimos “deberíamos tener valores humanos”, “deberíamos ser mejores personas”, “deberíamos poder vivir felices”, pues yo digo que sí. Pero nunca deberíamos verlo como una obligación. Y, sobre todo, la gente tiene que saber que puede elegir ser positivo, muchas personas desconocen que tiene esa posibilidad.

- ¿Hay una relación entre la salud mental, salud física y el optimismo?

- Yo no tengo ninguna duda. Ya se sabe que emociones como la ansiedad libera la hormona del cortisol y adrenalina. La tristeza también está asociada a un déficit o pérdida de neurotransmisores; tanto el cortisol como los neurotransmisores condicionan nuestro estado anímico. El cortisol puede llegar a condicionar nuestro sistema inmune, lo inmunodeprime. Las personas felices suelen tener mejor salud, y no sólo en el aspecto físico. Cuando tú eres optimista te relacionas en un plano más confiado con la gente, te rodeas de apoyo social, confías en ellos, tienes un estado anímico que te permite hacer cosas que te sientan bien; de alguna manera te involucras en hábitos de vida saludable que te mejoran. Así que sí que hay una relación directa, por supuesto,

- Entonces, los resultados de un análisis médico de una persona optimista ¿pueden ser distintos a los de  una persona que, con su misma condición física, no sea optimista?

- Claro, neurotransmisores como la dopamina, la serotonina o las endorfinas funcionan de una forma más equilibrada si, por ejemplo, no sufres ansiedad o estrés, así que tu sistema inmune está más protegido.

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- Qué relación hay entre optimismo y resiliencia, una de las palabras de 2018.

- La resiliencia es la capacidad de reponernos ante la adversidad. El optimista es aquella persona que, en lugar de quedarse anclado en el pasado y en lo que ha salido mal, tiende a pasar página, a ver el fracaso como algo temporal, a buscar soluciones, a confiar en que con sus fortalezas o su perseverancia y con el apoyo de los demás conseguirá cosas. De hecho, ser optimista es una de las características de las personas resilientes, así que la relación es directa. El resiliente siempre es más optimista, igual que el optimismo es una cualidad del resiliente. Una persona pesimista, que cree que piensa que nunca va a tener apoyo, que cree que si piensa que va a salir se va a caer, pues no puede ser resiliente, ya que éste es el que se repone; el que es pesimista no se está reponiendo, está rumiando sobre la misma situación.

- Ahora que aún estamos en enero, y todos tenemos nuestros buenos propósitos, qué nos recomendaría a los que queremos ser más optimistas en 2019, ¿de qué deberíamos ocuparnos primero?

- El pesimista tiene que aprender a interpretar el entorno de forma distinta y a cambiar el foco de atención. No todo lo que interpretamos del entorno es absoluto, todo tiene una interpretación positiva, siempre habrá algo bueno con lo que nos podamos quedar. Si ponemos el foco en todo lo que puede fallar al final lo encontraremos, porque la mente encuentra lo que uno va buscando. En el momento en el que uno trata de aceptar que hay cosas que no puede controlar, que hay cosas que no nos gustan pero que están ahí, que hay una parte de la vida que es injusta, pero llevas tu foco de atención a las cosas que sí te atrapan o que sí suman, pues ya estamos viendo la vida de una manera distinta. Para mí el optimista tiene que estar centrado en poner el foco en lo que suma, en aceptar cosas que no podemos cambiar, en ocuparse de lo que no le gusta, pero que sí puede controlar, eso sería lo fundamental.

- El  Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP) ha dado su opinión sobre la práctica de pseudoterapias y parece que ha dividido a la profesión, muchos psicólogos creen que debería haber sido más restrictivo con estas prácticas.

- Pues sinceramente, me sumo, estoy en contra de las pseudoterapias. Yo creo que la gente que busca terapia, y que busca ayuda, se encuentra en un momento muy vulnerable  de su vida. Para mí es importantísimo, es un momento complicado de tu vida y uno tiende a escuchar lo que sea, la gente se va hasta a que le echen las cartas. Si hay algo importante en ese momento es que tú estés acompañada de una persona formada, que tenga una base científica para poder atenderte, que el tratamiento que haga contigo se haya probado y, sobre todo, que funcione. Pero claro, como optes por una pseudoterapia con alguien con mucho “carisma”, pues resultará que a larga te pueden hacer mucho daño. Estamos jugando con la salud de las personas. Igual que la medicina tiene muy claro que es la medicina, la psicología tiene que tener muy claro qué es la psicología.

- ¿Es la psicología un terreno especialmente abonado para la aparición de estas teorías sin base científica?

- Yo veo que la psicología, la nutrición y la actividad física son tres disciplinas en las que hay muchísimo intrusismo. Creo que habría que regularlo y tener muchísimo cuidado.

- ¿Considera que es un problema ahora mismo en su profesión?

- Totalmente. Empezando por todos los descerebrados que hay en redes sociales, transmitiendo que todo es actitud, que en esta vida no hay techo ni límite, ese mensaje de que “el límite lo pones tú” me parece una barbaridad. Imagínate el nivel de frustración para gente que está en una depresión, que realmente tiene un déficit en su serotonina, y se siente culpable al decirse: “Ostras, que no tengo la actitud suficiente para superarme en la vida y todo depende de mí”. Me parece una animalada. Así que creo que eso habría que regularlo, puede hacer muchísimo daño.

- Se maneja muy bien en todas las redes sociales, ¿tiene alguna preferida, alguna que use sólo para el ámbito personal?

- Instagram, me encanta. Yo no tengo una red personal y otra profesional, no lo tengo diferenciado . En mi instagram profesional cuelgo fotos de mi perro, o algún comentario con mis hijos, así que no hago diferencia. Y la red social que menos me gusta es Facebook. De hecho, se me olvidaron las claves para acceder y no he hecho nada para recuperarlas, todo lo que aparece en mi Facebook se publica al estar sincronizado con mis otras redes. Nunca entro en Facebook ni contesto allí, aunque también es verdad que no me da tiempo para todo.

- Ofrece consulta online a través de Skype.

- Sí, empecé hace años. Cuando empecé a salir en televisión, hace siete años, el programa también se emitía en el Canal Internacional de TVE y empezaron a llamarme españoles que lo veían desde Suiza, en Miami. Me veían el programa, me consultaban, y empecé a trabajar a través de Skype con ellos. Además, con todos los deportistas de élite que llevo, que cuando no están compitiendo en Shangay están en Estados Unidos, se me hace necesario trabajar las sesiones por Skype. Y puedo decir que funcionan igual, tienes que preocuparte de la parte de protección de datos y de seguridad, eso sí.

- ¿Cree que la terapia seguirá avanzando por este nuevo canal online o que quedará en algo anecdótico?

- Claro que va a seguir creciendo la terapia online. A mí me encanta la terapia presencial, yo soy una persona muy cariñosa, me gusta ver llegar al paciente, darle dos besos, sonreir, tenerlo cerca, me encanta toda esa parte. Pero de verdad que la consulta por Skype no tiene nada que envidiar a la otra, porque como tienes a la persona en la pantalla, todavía te esfuerzas más por conectar no verbalmente con la persona, te esfuerzas para estar atenta. Yo a veces les pego el dedo en la pantalla para señalarlos y les digo “¡Ay, que te voy a coger por el cuello!”. Intentas estar con más humor y buscas más conexión para que no se note la diferencia respecto a una terapia presencial.

- Es una psicóloga con una carrera profesional larga y prestigiosa, ¿tiene algún consejo para alguien que esté valorando estudiar Psicología, que esté discutiendo con sus padres, por ejemplo, si es la carrera acertada profesionalmente?

- Si yo fuera por mi madre no sería psicóloga, ella me advirtió de que me iba a morir de hambre, y eso fue hace veintitantos años, casi treinta. En esta vida hay que dejarse guiar por lo que son tus pasiones. Mi madre quería que estudiara Derecho, y ahí sí que me hubiese muerto, no sé si de hambre, pero desde luego sí de tristeza. Yo tenía claro desde los 15 años que quería ser psicóloga, y tengo la cabeza más dura que un arado para eso. Aquel que realmente tenga claro que esta es su vocación… Entiendo que uno no quiera tener una discusión con su padre, pero es que estás eligiendo el futuro de tu vida y tienes que guiarte por aquello que te apasiona. La psicología cada vez tiene más salidas, cada vez hay más gente que confía en la psicología. Yo ya no llevo grandes trastornos, empecé con ellos (trastornos psicóticos, depresiones, etc) cuando acabé el máster en Psicología Clínica en Granada y ahora ya no llevo nada de eso. Ahora llevo cambios de comportamiento sencillos: aprender a comer de forma serena, hacer ejercicio, cosas que motivan y que ya son muy comunes entre la gente. Así que el psicólogo va a estar realmente para todo el mundo: no está limitado al porcentaje de personas que tiene un problema de psicosis, está abierto a cualquier persona que tiene una duda en pareja o, que quiere educar mejor a sus hijos. Mucha gente ya no va al psicólogo para sobreponerse, como antes, sino para potenciar que las cosas vayan mejor o ser más optimista. 

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Escrito por

Óscar Ribas / Sabrina Carrera

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