Psicólogos gratis para los niños en Francia

Información fragmentada, listas de espera y pocos psicólogos trabajando en el sector público impiden a los ciudadanos que lo necesitan recibir apoyo psicológico.

En Francia un experimento permitirá que las primeras 12 sesiones del psicólogo sean gratuitas para niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 11 y los 21 años.

El bienestar emocional de cada persona es fundamental para poder afrontar las alegrías y penas propias de la vida. Emociones, sensaciones y estados mentales pueden causar un gran impacto no solo en nuestro día a día sino también en la esfera física. Más de lo que pensamos, la ayuda de un psicólogo puede ser útil no solo en el tratamiento de determinados trastornos emocionales, sino también en los momentos más complejos de nuestra vida. Este apoyo puede revelarse extremadamente necesario durante la infancia y adolescencia, sobre todo porque, desgraciadamente, no siempre se le da la importancia necesaria a la dimensión psicológica en los servicios públicos que se ofrecen a los ciudadanos. A ello se suma el problema económico: a menudo los tratamientos psicológicos no llegan a todos.

Para eliminar esta barrera, el gobierno francés aprobó, el pasado mes de mayo, el decreto 5/05/2017 que permitirá llevar a cabo este proyecto durante cuatro años. En algunas áreas concretas, se cubrirán las doce primeras sesiones de tratamiento psicológico en centros privados para niños y adolescentes que tengan una edad comprendida entre los 11 y los 21 años. El objetivo es reducir los problemas que pueden presentar estos menores, problemas que, si no se tratan a tiempo, pueden desembocar en trastornos graves y complicados que necesitarán de un mayor periodo de terapia. Además, este experimento espera cubrir el retraso y la falta de financiación del sistema público en el sector de la asistencia psicológica.

Y ¿qué pasa en España?

En nuestro país el acceso al psicólogo es complicado y depende del médico de cabecera o del pediatra, como cualquier especialidad médica. Ello implica que, además de la dificultad de acceder al servicio para plantear cualquier consulta, los pacientes tienen que permanecer en una lista de espera hasta que les toque la cita. Por tanto, no es un servicio accesible ni rápido, lo cual puede suponer un gran problema según algunos trastornos.

Una vez en la consulta de nuestro médico de cabecera o del pediatra, es este el que realiza una primera valoración de la situación, del problema que tenemos. Si considera que no existe tal trastorno, no nos derivará a su consulta. Si estima que sí es necesario que se reciba psicoterapia, nos hará un volante para este especialista, lo mismo que si quisiéramos acudir al traumatólogo o al médico del aparato digestivo, por ejemplo. A ello se une que, en algunos casos, el médico nos remite, en primer lugar, al psiquiatra y no al psicólogo porque determina que debe ser este especialista quien nos tiene que examinar antes.

Por tanto, como vemos, el tiempo de espera para poder acceder al psicólogo en el sistema nacional de salud se alarga de manera importante y depende de lo que dictamine el médico o el psiquiatra, lo que muchas veces impide recibir terapia cuando los trastornos no son aún muy evidentes.

La consecuencia más clara de este problema es que el servicio de psicología de la Seguridad Social no es siempre un servicio universal, porque no siempre llega a todos: muchos no pueden permitirse pagar por el servicio en una consulta privada y, ante la negativa del medico de cabecera, se quedan sin recibir tratamiento hasta que ya es demasiado tarde porque el problema emocional se ha agravado.

Por tanto, como en el país vecino, es importante que el acceso a estos profesionales, sobre todo durante la infancia y la adolescencia, sea siempre universal, rápido y accesible.

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