‘Mi hijo no quiere dormir solo en su cama’: Posibles causas y estrategias eficaces

¿No hay manera de que tu hijo/a duerma solo en su habitación? Descubre las posibles razones, así como soluciones efectivas para que tu hijo/a se sienta seguro durmiendo solo.

17 MAR 2023 · Lectura: min.
‘Mi hijo no quiere dormir solo en su cama’: Posibles causas y estrategias eficaces

El sueño es una de las actividades más importantes de la vida de un niño ya que éste adquiere una relevante importancia en su desarrollo y es una de las condiciones que permiten una buena interacción con el entorno. De hecho, durante el sueño el cuerpo realiza múltiples actividades que tienen una gran trascendencia tanto a nivel psíquico como físicamente. Por lo tanto, la adquisición de un buen hábito del sueño no solo es fundamental sino que también influye en el bienestar de la pareja y de la familia. En este sentido, una de las preocupaciones más habituales de las familias es que su hijo/a no quiere dormir solo en su cama generando así, un gran malestar. 

Para conseguir un buen hábito del sueño en la etapa infantil es fundamental que los niños/as aprendan a dormir solos. De lo contrario, acabará perjudicando al desarrollo del niño/a, así como a las dinámicas familiares. Las razones por las cuales un niño/a no desea dormir solo pueden ser diversas. Sigue leyendo para conocer algunas de ellas y recomendaciones para saber cómo intervenir en estos casos. 

Posibles causas de que tu hijo/a no quiera dormir solo: 

Que un niño/a no quiera dormir en su habitación no tiene por qué indicar un problema, en la mayoría de los casos la causa forma parte del proceso normal del desarrollo.  Sin embargo, hay otros motivos como, por ejemplo, los siguientes: 

  • Enfermedad previa: A veces es común que el niño/a no quiera dormir solo/a tras una enfermedad como, por ejemplo, una gastroenteritis aguda donde el niño/a haya dormido con los padres en ese período de tiempo.
  • Ansiedad por separación: El trastorno de ansiedad por separación se caracteriza por una excesiva ansiedad ante la separación de las personas a las que el niño/a está vinculado/a. En este caso, las problemáticas no se presentarían únicamente a la hora de dormir, sino que también interferirían en otras actividades como ir a la escuela, ir a colonias, etc.
  • Fobia a la oscuridad: Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales), un 5% de los niños/as menores de 13 años presentan algún tipo de fobia específica y en concreto, la fobia a la oscuridad puede ser una de las razones por las cuales el niño/a no quiere dormir en su habitación.
  • Pesadillas o terrores nocturnos: Tanto las pesadillas como los terrores nocturnos son dos tipos de trastornos del sueño que suelen aparecer en la infancia. Éstos interfieren en el sueño y pueden ser una de las causas por las que el niño/a tenga miedo a dormir solo

¿Cómo enseñar a un niño/a a dormir solo?

Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de enseñar a un niño/a a dormir solo es seguir siempre una rutina. Por lo tanto, es importante que el niño/a se vaya a dormir a la misma hora, además de evitar una sobreestimulación esquivando el uso de pantallas, comidas azucaradas, etc. horas antes de dormir. Dicho esto, algunos de las siguientes estrategias pueden ser de utilidad para acostumbrar a un niño a que duerma solo

  1. Desvanecimiento conductual: El desvanecimiento conductual es una técnica que consiste en ir retirando ayudas de forma progresiva. El desvanecimiento aplicado a enseñarle a un niño/a a dormir solo consistiría básicamente en ayudarlo poco a poco a que se vaya acostumbrando a dormir en su habitación. Por ejemplo, podemos empezar con el niño/a acostado en su cama y nosotros estar sentados en una silla hasta que se duerma. Cuando se haya acostumbrado a dormir en esta situación, pasaremos a alejar la silla de la cama y así progresivamente hasta que el niño/a sea capaz de dormir solo en su habitación. Si el niño/a se despierta por la noche y acude a la habitación de los padres, es importante llevar al niño/a a la habitación y en su cama ayudarlo a dormir.
  2. Atender a sus necesidades si llora o llama: En el caso de que el niño/a haya logrado empezar a dormir en su habitación, pero en medio de la noche se despierta y llora o nos llama, es importante ir a atenderlos. De esta manera, el niño/a sentirá que se atienden sus necesidades aunque duerma solo y se podrá sentir seguro.
  3. Establecer una rutina relajante previa: A los niños/as normalmente les suele gustar que se les lea un cuento, explicar cómo les ha ido el día, etc. antes de ir a dormir. No hace falta que la rutina sea muy larga o tediosa, simplemente algo que se pueda adaptar a nuestro día a día y que permita que el niño/a asocie el hecho de dormir a una actividad relajante. 

Errores frecuentes: 

En ocasiones, producto de la desesperación y el cansancio, se cometen algunos errores que hacen que se mantenga el problema a lo largo del tiempo. Quizás algunos de estos errores hacen que el problema dure menos tiempo, pero implican más desventajas en el futuro. Algunos ejemplos de errores son los siguientes: 

  • Enfadarse con el niño/a porque no quiere dormir en su habitación: Es habitual que los niños/as se nieguen a dormir solos y muestren su desagrado con rabietas. Ante el cansancio podemos llegar a perder la paciencia y gritar al niño, lo que puede funcionar el primer día, pero a largo plazo puede generar problemas de conducta. Además, el niño/a debe entender que él debe dormir en su habitación, pero siempre desde la contención y el respeto. Debemos esforzarnos en comprender por qué el niño/a no quiere dormir solo y ayudarle a hacer esta transición ofreciéndole recursos para hacerlo.
  • Decirle que ya es muy mayor y que no debería tener miedo: Lo ideal es que la transición entre dormir con los padres y dormir en su habitación se haga de la forma más natural posible adaptándonos a los ritmos del niño/a. En este sentido, es normal que a lo largo de la infancia aparezcan ciertos miedos (oscuridad, fantasmas, etc.) y aunque a nosotros nos pueden parecer “tonterías”, la realidad es que los miedos de los niños/as tienen la misma importancia que los que surgen en la edad adulta, lo único que están acorde a su desarrollo. Por lo tanto, decirle al niño/a que no debería tener miedo y minimizar sus emociones no es lo más adecuado porque estamos transmitiendo que sus emociones no son importantes y que no es adecuado expresarlas. Por el contrario, debemos transmitir que es normal tener miedo, ayudarle a identificar sus emociones, ponerles nombre y ofrecerle herramientas para poder gestionarlas.
  • No ser firmes en las órdenes: Quizás el niño/a intente retrasar el momento de ir a dormir o de quedarse solo en su habitación por lo que si cedemos a estas peticiones, el niño/a aprenderá que es posible conseguir estar con la tablet, que duermas un rato con él/ella, etc. y cada día lo va a intentar de nuevo, dado que estaríamos reforzando esta conducta. El niño estaría obteniendo una recompensa (como estar con la tablet) haciendo una conducta que realmente no queremos que se repita.
  • Ayudarle en cosas que ya puede hacer: El baño, la cena, etc. son actividades que se tienen que hacer antes de ir a dormir y es normal que por experiencias pasadas en las que se haya negado a dormir solo/a, anticipemos que se va a hacer tarde y le ayudemos a hacer cosas que ya sabe hacer por sí solo. Esto puede ayudar a hacer más rápido el proceso, pero a la larga el niño/a se acostumbrará a esta ayuda y será menos autónomo. 

Si tu hijo/a presenta grandes dificultades para dormir, es importante buscar ayuda de un profesional para que valore el caso y podáis recibir una orientación individualizada que se adapte a vuestras necesidades.

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Escrito por

Carolina Pascual Sanoner

Soy graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona con especialidad en psicología de la salud y psicología clínica de la edad adulta. Después de la carrera, realicé un máster oficial de psicología infantojuvenil, además de otros cursos de especialización. En la actualidad, me encuentro realizando el Máster General Sanitario.

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Bibliografía

  • American Psychiatric Association - APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed.5.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Convertini, G., Krupitzky, S., Tripodi, M.R. y Carusso, L. (2003). Trastornos del sueño en niños sanos. Archivos Argentinos de Pediatría, 101 (2). https://www.sap.org.ar/docs/archivos/2003/arch03_2/99.pdf
  • Montserrat, A.M. y Fortes del Valle, M.A. (2013). Aprender a dormir. Revista Pediatría Atención Primaria, 15 (60). https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322013000500004

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