Los malditos Efectos Secundarios...

En general, a ninguna persona le gusta medicarse. Menos aun si tienes que tomar psicofármacos. ¿Psicofármacos yo?. Puedes pensar que estás loco, que realmente es una pena, te puedes sentir mal contigo mismo por no poder controlar algo que se supone "crea tu cabeza". Da igual si es por depresión, que por ansiedad, que por oír voces. Es una decepción.Te fallas a tí mismo. Y si encima a eso le sumamos que cualquier medicamento tiene efectos secundarios, más aun.

En concreto, los efectos secundarios de muchos psicofármacos deberían ser dados al paciente encuadernados, de la cantidad que son. Efectos muy frecuentes, poco frecuentes, inusuales, raros y muy raros. Es complicado tener que tomar pastillas. De entre los síntomas derivados de la medicación abundan el cansancio, la sequedad de la boca, molestias en el sueño como agitación, despertar brusco, irritabilidad…una faena.

Sin embargo, existe una realidad algo contradictoria: Las benzodiacepinas (ansiolíticos, vaya), son el segundo medicamento más vendido en todo el mundo, por detrás del Adiro, un anticoagulante. Lo cual tiene sentido porque a día de hoy, gracias a las mejoras en medicina, tenemos una esperanza de vida alta, que con el paso de los años, tiende al alza. Esto explica porque los anticoagulantes son el medicamento mas vendido a nivel mundial, para la prevención de trombos e infartos, pagamos los excesos de colesterol y la vida sedentaria cuando nos hacemos mayores.

Lo que sí que NO tiene sentido es que el segundo medicamento más vendido sean las benzodiacepinas. Realmente, de todas las enfermedades que hay, cánceres, dermatitis, hipercolesterolemia, etc., ¿la ansiedad afecta de una manera tan incontrolada a las personas que hay que medicarlas?

Hace unos años en el Reino Unido se hicieron esta misma pregunta. Al comienzo de la crisis revisaron cuentas y analizaron que costes se podían reducir. Obviamente, al ser los ansiolíticos unos medicamentos muy vendidos, generaban mucho gasto público. Y no sólo eso, existían muchas bajas laborales, exclusión de enfermos y discapacidades que generaban un coste tremendo para el estado de ese país.

Pero a alguien de la delegación de sanidad se le ocurrió revisar una cuestión: ¿Cuántas de esas personas medicadas por trastornos de ansiedad habían recibido asistencia psicológica además de la medicación? Y lo cierto es que muy pocas. Dedicieron hacer un estudio y descubrieron que un tratamiento psicológico resolvía más eficientemente la asiendad y trastornos asociados a ésta que los medicamentos, y no sólo eso, si no que se dieron cuenta de que si contrataban en el sistema de salud público a 5.000 psicólogos más en atención primaria, resultaría más efectivo en términos económicos que seguir pagando bajas, incapacidades y pastillas. Y así fue. Desde entonces, Reino Unido se ahorra más de 230 millones de euros al año con el simple hecho de implantar más psicólogos en el sistema nacional de salud.

Esta semana conocí la noticia de que una empresa farmacéutica ha recibido una multa de mil millones de dólares por encubrir efectos secundarios de uno de los antipsicóticos por excelencia, el Risperdal

Me gustaría hacer llegar a las personas que leen esto dos cosas:

1. Si tomas cualquier tipo de psicofármaco, te entiendo. Entiendo que estés harto/a de tomar pastillas, de que tengas miedo a dejarlas porque son rápidas, porque llevas mucho tiempo tomándolas y generan dependencia (en casos de ansiolíticos) y entiendo lo mal que lo debes de estar pasando y que nadie entienda lo que son los efectos secundarios de estos medicamentos. Haz siempre lo que te diga tu médico, nunca las dejes de tomar sin avisar a un profesional de la medicina, el efecto rebote que te podría dar sería muy serio.

2. Dicho todo esto, no entiendo a que espera España a intentar modificar que se medique tanto, a niños, a adolescentes, a adultos… Nadie tiene dificultad para conseguir una pastilla, es tal la cantidad de gente que las compra que muchos de estos psicofármacos se dispensan sin receta. Estamos normalizando que se tomen este tipo de medicamentos como si fueran analgésicos. Se está empezando a extender la idea de que no son peligrosos. Muchas personas tienen dificultades para asistir a un psicólogo, por vergüenza, por el coste, por desinformación… Nuestra profesión es CIENTÍFICA, RIGUROSA Y SERIA, no hacemos brujería ni chamanismo.

Algo estamos haciendo mal.

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