El experimento de la cárcel de Stanford: El concepto de "maldad"

¿Eres realmente una buena persona? ¿Hasta qué punto te conoces a ti mismo y eres consciente de tus fuerzas y debilidades? ¿Qué crees que pasaría si pones a una buena persona en un lugar malvado?

13 DIC 2022 · Lectura: min.
El experimento de la cárcel de Standford

Durante siglos muchas personas se han preguntado cuál es el origen de la maldad, qué hace que unas personas sean buenas o malas. A menudo creemos que nosotros formamos parte de ese círculo de buenas personas con unas normas morales correctas completamente distintas de aquellas otras que realizan actos atroces. Resulta reconfortante pensar que la crueldad existe sólo en esas "malas personas", ya que creamos así una distinción moral que nos diferencia del resto. Cómodo y fácil de entender.

Pero, ¿Eres realmente una buena persona? ¿Hasta qué punto te conoces a ti mismo y eres consciente de tus fuerzas y debilidades? ¿Qué crees que pasaría si pones a una buena persona en un lugar malvado? ¿Ese lugar dejaría de ser malvado, o bien esa persona dejaría de ser buena? Esta última pregunta es la que Philip Zimbardo pretendía responder en su conocido Experimento de la Cárcel de Standford.

El experimento de la cárcel de Standford

En Agosto de 1971 se hizo una selección de 20 participantes, todos estudiantes sin antecedentes penales y con perfil psicológico estable. Se repartieron los papeles de forma aleatoria haciendo 9 de reclusos y el resto de carceleros. La idea era crear una cárcel ficticia en los sótanos de la propia universidad.

La mañana 14 de Agosto aparecieron en la casa de los participantes, los detuvieron con esposas y les vendaron los ojos para llevarlos a la cárcel. Los desnudaron, les pusieron uniformes y una malla en la cabeza. Cada recluso tenía cosido en el uniforme un número de identificación y desde ese mismo momento no podían dirigirse por sus nombres sino por sus números. De esta manera se introducía un factor de despersonalización: los voluntarios no eran personas con identidad propia, eran presos.

Los guardias por su parte llevaban auténticos uniformes, con porras, esposas y gafas de sol reflectantes para que no pudiesen verles los ojos y que fuesen así más intimidantes.

El experimento de la cárcel de Standford debía durar dos semanas, pero al segundo día ya se comenzó a descontrolar la situación. Los carceleros abusaban de sus papeles y recurrieron a la violencia psicológica, castigos, humillaciones y aislamiento.

Con todo esto, pasadas 36 horas los presos comenzaron a tener crisis emocionales, cada día uno distinto se venía abajo y había que sacarlo de la cárcel ficticia. El sexto día ya solo quedaban cinco de los nueve presos que comenzaron el experimento. A estas alturas ya se daban incluso humillaciones sexuales y es aquí cuando se decidió poner fin al experimento.

¿Por qué surge la maldad?

Este experimento, que supuso una experiencia traumática para gran parte de los voluntarios, aportó también una nueva perspectiva de la maldad en las personas, aunque para ello tuviese que superar la barrera de lo moralmente ético.  La maldad no es atribuible en exclusiva a una serie de personas de naturaleza mezquina sino que viene explicada en gran parte por el contexto.

Otros tantos ejemplos hay que reflejan la maldad del ser humano en situaciones difíciles, como por ejemplo la cárcel de Abu Ghraib, en la que se cometieron maltratos y torturas por soldados estadounidenses. También podemos hablar de los horrores de los campos de exterminio nazis, el genocidio en la región de Darfur, Stalin, Saddam Hussein y muchísimas matanzas más que ha habido a lo largo de los siglos.

Basta con decir que más de cincuenta millones de personas han sido asesinadas sistemáticamente por fueras militares y civiles dispuestas a cumplir con las órdenes de matar decretadas por sus gobiernos. Esto es la denominada Obediencia ciega a la autoridad, y se ha comprobado en multitud de experimentos que personas con unas supuestas normas morales correctas son capaces de llevar a cabo actos terribles cuando les son impuestos, como por ejemplo en el conocido experimento de Milgram.

Como dice Zimbardo, "la línea entre el bien y el mal es permeable y casi cualquiera puede ser inducido a cruzarla cuando es presionado por fuerzas situacionales."

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Escrito por

Ilena Faure

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Bibliografía

  • McLeod, S (2020). The Stanford Prison Experiment. Simply Psychology. https://www.simplypsychology.org/zimbardo.html
  • Cherry, K (2021). The Stanford Prison Experiment. Very Well Mind. https://www.verywellmind.com/the-stanford-prison-experiment-2794995  

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