Elegir terapeuta en problemas de orientación sexual

Cuando uno decide confiar en un terapeuta y seguir un tratamiento psicológico, está dando un paso importante. Probablemente le hayan aconsejado que otras vías no son suficientes, o el tema que le afecta necesita ser aclarado con una persona especialista en ello (como es el caso del problema de aceptación de la orientación sexual).

Comenzar una psicoterapia o pedir ayuda psicológica implica la apertura de uno a otra persona, que va a ser testigo de nuestros temores, de todo lo que nos atormenta o nos produce ansiedad. Y no siempre se siente uno muy dispuesto a abrirse a otro. Sobre todo cuando se ha sufrido mucho.

¿Cómo elegir un terapeuta adecuado?

Para elegir al terapeuta es normal recurrir a los amigos para que nos aconsejen, o a alguien que conocemos y que le fue bien con uno. Y eso determina no solo con quién, sino incluso el tipo de terapia: conductista, gestalt, humanista, psicodrama, de grupo o psicoanalítica, por citar algunas. Pero tiene sus riesgos si se escoge mal al terapeuta, pues puede dañarnos de muchas maneras.

Lo primero que hay que saber es si el terapeuta conoce bien el tema que nos afecta. Si recurrimos a uno para tratar problemas con un hijo adolescente, o con problemas de adicción, queremos que sepa de adolescencia o de adicciones; cuando es un problema de orientación sexual debe saber de la problemática específica que tienen los homosexuales y lesbianas, que acudan a su consulta.

No es admisible hoy día que haya terapeutas pretendan “curar" la homosexualidad. Las organizaciones internacionales de psicólogos, médicos, psiquiatras, han determinado que la homosexualidad no es una enfermedad, y que, por tanto, el intento de curarla lo único que puede hacer es maltratar a esa persona que acude pidiendo ayuda.

Por otro lado las adolescentes lesbianas y y los adolescentes gays no tienen modelos adecuados para su socialización, ya que la sociedad no les permite todavía que puedan salir del armario en sus familias y en sus ambientes sin sufrir cierto rechazo.

Los terapeutas no estudian en sus facultades estas problemáticas, y suelen desconocer temas como las vicisitudes por las que tiene que pasar un gay para aceptarse y desarrollar su identidad.

Actualmente se plantean nuevos problemas relacionados con las familias formadas por gays y lesbianas, que hacen que los terapeutas que ayuden y orienten en los problemas familiares y de los niños y niñas criados en dichas familias conozcan dichas realidades, para no interpretar con prejuicios lo que desconocen.

Así que lo importante es que el terapeuta, sea hombre o mujer, heterosexual u homosexual, conozca los temas que afecten en profundidad, que sea bueno en lo que hace, y que sea honesto acerca de las limitaciones de sus conocimientos, así como de su posible rechazo a los temas homosexuales.

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