Entendiendo la impulsividad

Mucho se habla de la impulsividad en los medios de comunicación, en las reuniones de familiares. Pero, ¿qué es la impulsividad?

21 OCT 2016 · Lectura: min.
Entendiendo la impulsividad

Su definición clínica nos dice que es un estado de activación neurobiológica o déficit de control inhibitorio. Es decir, una persona impulsiva primero actúa y luego piensa, tiene dificultades en guardar el turno, suelen presentar baja tolerancia a la frustración…

La conducta impulsiva está relacionada con la incapacidad para poner "un freno" antes de actuar.

Algunas características de la impulsividad son:

  • Tiene problemas para seguir las reglas constantemente.
  • Tiene problemas para esperar su turno en los juegos y en las conversaciones.
  • Quiere tener la última palabra y tener el primer turno.

Es importante destacar que la impulsividad no sólo es negativa, tiene también su parte positiva que no podemos olvidar.

La impulsividad en gran parte es genética, pero también tiene mucha importancia el entorno. Hay dos tipos de impulsividad:

  • Primaria: es genética.
  • Secundaria: es la que aparece o se potencia en un momento dado.

En el caso de los niños, debido a la gran influencia que tiene el entorno, es muy importante que los padres sean reflexivos y actúen como modelos para sus hijos, ya que los hijos imitan el comportamiento de los padres.

En adultos la impulsividad es más difícil de combatir: cuanto más pequeño es la persona, mejor pronóstico tiene el tratamiento. Pero es posible minimizarla trabajando estrategias y pautas con la persona afectada.

Existen enfermedades médicas y trastornos asociadas a la impulsividad. Algunas son:

  • TDAH.
  • Trastorno disocial.
  • Cleptomanía.
  • Juego patológico.
  • Tricotilomania (comportamiento recurrente de arrancarse el propio pelo).
  • Demencias.
  • Tumores cerebrales.
  • Trastornos del lenguaje.

¿Qué se puede hacer para tener mayor autocontrol?

Destacamos varias pautas a seguir.

  • Recordar que la persona impulsiva no es que no quiera controlarse, sino que no puede.
  • Nunca decirle que él es malo, es mejor decirle que eso que ha hecho está mal. Es decir, diferenciar persona de conducta.
  • Usar el tiempo fuera para los más pequeños.
  • Es necesario explicar al niño impulsivo qué les pasa y por qué les pasa.
  • Trabajar las sensaciones internas.
  • Enseñarles solución de problemas.
  • Elogiar los comportamientos adecuados.
  • Buscar ayuda en un profesional.

En líneas generales, recordar que muchas veces la persona impulsiva actúa así porque no sabe o no puede actuar de otra manera, pero que todos podemos cambiar y todos merecemos una oportunidad. Si una persona no sabe cómo, el primer paso es reconocerlo y pedir ayuda.

Raquel Bengochea Martínez

Psicóloga de Gabinete ATRIA

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Escrito por

Raquel Bengochea

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