Estrés y caída de cabello

La relación entre estrés mantenido en el tiempo y la caída del cabello es muy conocido pero ¿y ahora qué hacemos?

30 MAR 2017 · Lectura: min.
Estrés y caída de cabello

Son muchos los pacientes que acuden a consulta recomendados por su médico "me dijo que era por el estrés, que hasta que no lo redujese no pararía de caérseme el pelo" y muchos los que acuden a centros especializados en la caída del cabello durante años. Puedes escuchar en la peluquería como la peluquera le dice a la cliente "uy cómo se te cae el pelo" y como ella contesta "si es por el estrés"… pero ¿Qué hacemos ahora?

El cuerpo nos está mandando un mensaje clarísimo ¡Cuidado, estás desbordad@!

El estrés supone una alta activación fisiológica, es muy funcional. Nos permite sacar toda nuestra fuerza para dar respuesta a una necesidad: correr como nunca para coger el autobús para no llegar tarde, poder estudiar o trabajar horas extra y muy productivamente para una tarea que tiene fecha límite al día siguiente, organizar una fiesta de última hora, salvar a nuestro familiar de una ataque… pero ¿y si esa activación se convierte en mi estilo de vida? ¿Qué pasa si no sólo soluciono hechos reales sino que también me paso el día solucionando hechos que imagino en mi mente o reviviendo situaciones que podría haber enfrentado de otra forma? Es como si pasásemos día y noche haciendo fuerza, es como si caminásemos por una cuerda mientras sostenemos unas pesas, nos mantenemos en tensión y esta vez para nada, aunque nosotros pensemos que nos está sirviendo para "todo".

Esta situación desbordante implica cambios en nuestro estilo de vida: no descanso, me alimento mal (no dedico tiempo a cocinar saludablemente), dejo de hacer actividad física, tengo menos situaciones de desconexión y disfrute, con ello mi sistema inmune de empobrece, el funcionamiento de mi cuerpo cambia, además de que la propia caída del cabello me estresa y me angustia más y mi problema pasa a ser esa caída del pelo.

Es importante hacer entender al paciente/cliente que esa caída del pelo es una consecuencia de su estado fisiológico actual y que no podemos centrarnos en que este deje de caerse, si no en reducir los niveles de activación y mejorar los hábitos. El objetivo no va a ser reducir la caída del cabello si no reducir los niveles de estrés.

Tenemos que tener en cuenta que cada vez que el/la paciente ve exceso de pelo en su cepillo, cama, ducha se angustia mucho, por ello tendremos que practicar en sesión una respuesta alternativa y que así pueda relacionarse con esa caída desde una postura de ACEPTACIÓN.

Importantísimo entrenar en desactivación fisiológica: respiración diafragmática, relajación muscular progresiva, relajación autógena, etc

Unos grandes aliados son el mindfulness, la imaginación guiada, las visualizaciones y las sugestiones. Estas técnicas permiten a los interesados a aprender a gestionar su atención , reduciendo la hipervigilancia. Permiten desconectar y que podamos mandarnos autoinsturcciones de calma y dan la oportunidad de llegar a sentir el placer de estar serenos (sin nubarrones de preocupación). Recuerda que si podemos imaginar y recordar lo peor, también podemos recordar e imaginar los mejor.

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Escrito por

Daniela Yarón de la Gándara

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