Narrativas para el empleo

En un mundo donde pasamos la mayor parte de nuestra vida trabajando, siendo el entorno laboral fuente de referencia y prestigio, es necesario dar prioridad al trabajo como elemento clave para la salud mental.

Si el trabajo es vital, el desempleo se convierte en una situación que repercute directamente en nuestro auto concepto. No sólo eso, sino que va generando una historia de fracaso que se comparte con el resto de personas y comunidades que forman parte de nuestra existencia. Al final, el resultado es una falsa atribución a que toda la responsabilidad en la búsqueda de empleo recae en nosotros, sin considerar las variables que influyen en tus reiterados intentos de buscar algo a lo que tienes derecho.

Saturado de fórmulas mágicas para buscar empleo y del mantra de "empleo hay..." una persona puede aplicar a 200 o 300 veces a un empleo, sin respuesta alguna. Es más, el silencio en los procesos incide aun mas en nuestra propia percepción.

Esta situación se hace mas significativa en personas mayores de 45 años que solo tienen posibilidades reales en aquellos empleos basados en procesos selectivos con baremación de méritos, lo que me demuestran que el éxito en la BAE se basa en variables externas que poco tiene que ver con tus capacidades. El edadismo se ha implantado en nuestro país basándose en que, en la mayoría de los casos, las nuevas generaciones son mucho más conformistas con entornos laborales muy exigentes, precarios, con condiciones laborales muy alejadas de un entorno justo.

Lo exigible dentro de un proceso selectivo se convierte en una carga emocional para el entrevistado, sobre todo cuando no existe retroalimentación sobre sus potenciales y debilidades. La retroalimentación, ausente en casi todos los procesos, es un elemento fundamental para la salud mental de la persona que postula a nuevos puestos. Cuando se impone el silencio y no hay respuesta a tus candidaturas, cuando las entrevistas estan centradas en realizar una especie de examen excluyente y no se centran en evaluar competencias, el resultado puede ser nefasto, saturando a la persona de un problema más coyuntural o contextual que propio.

No hace mucho, tuve la oportunidad de trabajar con un grupo de personas desempleadas de larga duración. La evaluación previa es que la mayoría de estas personas viven el problema del desempleo de tal forma que la situación satura su propia percepción, condicionando todos los aspectos de su vida, impidiendo verlo como un problema externo que poco tiene que ver con sus propias capacidades.

Tras un trabajo grupal basado en prácticas narrativas, observamos como la externalización del problema, junto con actividades de mejora de la auto percepción y la agencia personal mediante prácticas narrativas, mejoraron no solo expectativas sino el bienestar emocional. Las practicas narrativas contribuyeron sin duda a mejorar su propio concepto.

El trabajo de externalización se basa en un proceso a su vez deconstructivo de su situación, que paradójicamente lleva a un locus de control interno. No se trata de atribuir únicamente lo que me ocurre a elementos externos, sino de conocer los elementos externos que influyen y saber manejar mis destrezas para hacer frente a ello.

Uno de los elementos fundamentales es trabajar la auto estima buscando momentos de éxito profesional, de empoderamiento de sus competencias profesionales, deterioradas en el proceso de búsqueda de empleo.

Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.