¿Qué es la asertividad?
La asertividad puede definirse como una habilidad social, una técnica de comunicación mediante la cual una persona puede defender una opinión, una idea, un sentimiento o un derecho de manera directa, con confianza y seguridad, desde el respeto hacia los demás, pues la asertividad está muy ligada a la empatía.
Hay ocasiones en las que algunas emociones, como la tristeza, la ira, la ansiedad, los nervios o el miedo, pueden hacer que lo que decimos o expresamos no resulte eficaz a los demás. Para conseguir que nuestro discurso sea directo y seguro, desde la psicología se trabaja en esta técnica comunicativa y social.
En MundoPsicologos.com, el 89% de los usuarios están satisfechos con la terapia para trabajar la asertividad.
¿Cuáles son los beneficios de la asertividad?
Poder expresar con seguridad aquello que pensamos o creemos, nuestros derechos e ideas, sin resultar agresivos y respetando en todo momento aquello que piensan y defienden los demás es un método excelente de comunicación y negociación que resulta eficaz en el ámbito no solo laboral, sino también personal y social.
Por ello, la asertividad es muy beneficiosa, porque:
- Fomenta relaciones sociales, personales y laborales honestas y transparentes, lo que reduce los conflictos y enfrentamientos.
- Evita la culpa que se siente al decir «no» en un discurso o una negociación.
- Nos hace sentir respeto por nosotros mismos y recibir respeto de los demás.
- Nos hace ser más tolerantes, empáticos y respetuosos con las necesidades, ideas, pensamientos, expresiones y emociones de los demás.
- Nos aporta seguridad y confianza, lo que eleva nuestra autoestima.
- Nos hace ser buenos negociadores.
- Permite solucionar los problemas de manera eficaz, comunicativa y respetuosa con todas las partes.
¿Cuáles son las técnicas para ser más asertivo?
La asertividad hace posible mantener un diálogo, discurso o enfrentamiento de manera pacífica, directa, cordial y respetuosa, sin que ello suponga renunciar a nuestros principios o a las ideas o derechos que defendemos y por los que luchamos. Así, se trata de una manera eficaz de fomentar las relaciones interpersonales.
Para conseguir nuestro objetivo, existen una serie de técnicas que puedan ayudar a convertirnos en personas más asertivas. Son las siguientes:
- Insistir en aquello que queremos defender, sin dejarnos manipular y sin dejar que el otro pueda llevar el asunto a su terreno.
- Saber decir «no» con seguridad y confianza.
- Hacer autocrítica como modo de reconocer que todos cometemos errores.
- Comprender la postura que defienden los demás y tratarlas con respeto.
- Reconocer algún punto del discurso del interlocutor y a partir de ahí proponer el nuestro. Está técnica se conoce como «banco de niebla».
- Preguntar, profundizar en los puntos que nos interesan para encontrar elementos comunes que nos ayuden a encauzar la conversación o incongruencias para desmontar la idea de la otra persona.
- Exponer de manera clara lo que queremos sin dejarnos intimidar.
- Mantener la mirada.
- Dar la impresión de que cedemos terreno en beneficio del otro cuando no es así. A esta técnica se la conoce como «claudicación simulada».
¿Cuáles son las habilidades asertivas?
No todas las personas tienen buenas dotes comunicativas o sociales ni sirven para negociar. Hay veces que esas actitudes surgen solas, pero otras deben aprenderse para desarrollar habilidades asertivas que permitan un diálogo eficaz, seguro y, al mismo tiempo, considerado con los demás. Aquellas competencias que favorecen la asertividad son:
- Ser educado, empático y respetuoso con aquellos con los que hablamos. Defender una idea no significa faltar el respeto, insultar…
- Ser cordial y pacífico. Hay que evitar la agresividad e imponer nuestras ideas de manera hostil o violenta.
- Plantear nuestro discurso de manera organizada y clara.
- Ignorar el enfado del interlocutor y tratar de encauzar la conversación hacia un terreno pacífico, o bien aplazarla hasta que las aguas se hayan calmado.
- Evitar caer en críticas, amenazas y reproches.
- Tener confianza en sí mismo y en aquello que defendemos.
- No pedir perdón por todo, sino por aquellas cuestiones que de verdad son importantes.
- Saber que no siempre podremos salirnos con la nuestra.
¿Qué función tiene la asertividad en la toma de decisiones?
Una persona asertiva sabrá cómo dirigir una conversación y qué lenguaje, tanto físico como gestual, deberá emplear para conseguir su objetivo. Por eso, la asertividad es una habilidad muy importante en la toma de decisiones, pues ayuda a platear honestamente las ideas y decir «no» o «sí» cuando creemos necesario.
La toma de decisiones es un acto que llevamos a cabo cuando deseamos algo. Saber con certeza cómo exponer nuestra idea y conseguir nuestro objetivo nos hace más fuertes emocionalmente. Si somos asertivos tendremos claro cuál es la prioridad o el problema a tratar, qué es lo que queremos expresar, porque ese será el primer paso para saber identificar qué estrategia seguiremos para obtener aquello que más nos conviene. La asertividad nos ayudará a entender las alternativas disponibles y a elegir aquella que realmente se ajusta a lo que buscamos para que la decisión que tomemos sea la acertada.
¿Cómo resolver conflictos gracias a la comunicación asertiva?
Además de para defender nuestras ideas y tomar la decisión correcta, la asertividad es muy eficaz para resolver conflictos, tanto en el ámbito laboral como en el social o familiar. No se trata de someternos a los dictados de la otra parte ni de mostrarnos inamovibles, irresponsables, agresivos o presuntuosos.
La comunicación asertiva conjuga el respeto por lo que expone el interlocutor con aquello que deseamos, lo que ayuda a defender criterios justos, responsables y coherentes con nuestro discurso, sin que por ello impongamos nuestras ideas. Se centra en el origen del problema y en los pros y los contras de los argumentos que expone la parte contraria para, empleando un lenguaje claro, sencillo, directo y seguro, plantear un discurso constructivo y respetuoso que permita acercar posturas y conseguir un acuerdo.
¿Quién te puede ayudar?
Si nos cuesta exponer los problemas o las ideas que defendemos porque tenemos la autoestima baja, tememos decir «no» o sentimos vergüenza, es menester que contactemos con profesionales psicólogos especializados en habilidades sociales y comunicativas. Nos darán pautas y herramientas para cambiar nuestros planteamientos y conseguir los objetivos que perseguimos.
Estos especialistas sabrán sacar lo mejor de nosotros mismos para que nos sintamos seguros y nos veamos capaces de exponer un discurso directo y eficaz.
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