Me cuesta relacionarme con mi padre
Hola, buenos días.
Les cuento. Siempre he tenido la sensación de que mi padre tiene una forma un tanto agresiva u hosca de comportarse. No es violento, no me malinterpreten; pero, al decir las cosas, noto cierta agresividad, especialmente cuando algo no sale como él quiere. Todos tenemos que hacer las cosas como a él le da la gana y, si por algún motivo nos olvidamos de algo, se enfada muchísimo. Por ejemplo, cuando nos reunimos los domingos en su casa, si alguien se deja la puerta de la cocina abierta cuando está cocinando, se enfada mucho porque no quiere que la casa huela a los guisos; pero él no se da cuenta de que también comete errores y, muchas veces, también se le olvidan las cosas. Cuando se le olvida algo y se lo decimos, simplemente se ríe. Cuando éramos pequeños, nos decía que él podía cometer errores porque era el jefe, el dueño de la casa.
Cuando éramos niños, nos ponía normas que él a veces incumplía. Nos decía, por ejemplo, que no podíamos comer en el salón porque podíamos manchar y luego había que limpiar, una norma sensata que nosotros no contraveníamos; pero, algunas veces, lo veíamos comer en el salón. Nos quedábamos perplejos.
Siempre se ha fijado en lo malo que hacíamos, pero no en lo bueno. Recuerdo que, antes de irme a vivir con mi novio, engordé un poco y salí a correr para perder peso. Durante mucho tiempo me dijo que yo no sería capaz de salir a correr todos los días porque, según él, soy vaga para hacer ejercicio, algo que no sé de dónde se ha sacado. Pues bien, salí casi todos los días: algunos no salía a correr por cansancio. En vez de reconocerme que los días en que salía eran muchos más que los que me quedaba en casa (de cada diez días, salía ocho y me quedaba dos, más o menos), se fijaba únicamente en los días que no iba y me volvía a reprochar mi supuesta pereza para hacer ejercicio.
A mí este comportamiento me resulta muy difícil de sobrellevar. No soy perfecta, desde luego, ni tampoco lo son mis hermanos, y entiendo que hay que decir algo cuando los demás cometen errores, precisamente para que no se vuelvan a cometer. Pero me da mucha rabia que no se fije en nada bueno. Los familiares más mayores me dicen que los de nuestra generación nos hemos vuelto muy sensibles; a mí me da rabia que piensen así. Todos los hombres mayores de nuestra familia son como mi padre, por cierto: de trato generalmente hosco, no siempre, pero sí generalmente; demasiado centrados en los errores que cometen los demás; autoritarios, incapaces de entender que hay otras maneras de hacer las cosas. A mis hermanos y a mí nos desespera este comportamiento, y, aunque sea duro decirlo, yo cada vez quiero ester menos tiempo al lado de mi padre.
¿Pueden aconsejarme algo para intentar sobrellevar mejor la situación?
Muchas gracias.