¿Cómo comunicar malas noticias?

La vida se compone de pérdidas y cambios. Sin embargo, nos sigue costando afrontar las pérdidas como parte de la vida. En la actualidad, se observa la posibilidad de dar una mala noticia como una oportunidad para la persona implicada para tomar decisiones acorde a sus valores y necesidades personales (Rodríguez, 2021).

¿Qué entendemos por mala noticia?

Una mala noticia puede ser definida como un tipo de información que se escapa de nuestras expectativas. Son situaciones o consecuencias inesperadas, las cuales afectan a cómo la persona se percibe a sí misma y a su entorno (Belli, 2020).

Por norma general, el hecho de dar una mala noticia puede causar emociones y sensaciones desagradables a aquel que la percibe. No obstante, no olvidemos la otra parte del contexto.

La comunicación de la mala noticia no sólo consta de una parte receptora, sino también de la parte emisora del mensaje. El hecho de comunicar este tipo de información puede generar angustia, miedos, baja tolerancia a la incertidumbre, pérdida de apetito, trastornos del sueño, ... síntomas acordes a la ansiedad experimentada por la presión de la situación.

¿Cómo podemos disminuir esta ansiedad y enfocarnos en lo que realmente sí está en nuestra mano?

• Ten en cuenta el lenguaje utilizado, el tono de voz, la forma y el contenido.
• Encuentra un entorno tranquilo, a poder ser al aire libre. Sin distracciones e íntimo.
• Contrasta que la información sea objetiva y fiable.
• Da la noticia en persona y muéstrate abierta a dar apoyo y abrazar las emociones que puedan generarse en el momento.
• Aclara las dudas que tenga la persona y muéstrate disponible.
• Elabora un mensaje corto, claro y sin rodeos, dando la información de forma gradual.

Es importante tener en cuenta las posibles reacciones de la persona a la que demos la mala noticia y tener en cuenta que esa reacción no es responsabilidad nuestra. No te culpes por aportar información ni culpes a la otra persona por su reacción. Mantén la calma y abraza la situación con escucha, empatía, asertividad, apoyo y acompañamiento.

La comunicación de malas noticias es una parte desagradable y, a su vez, necesaria. Mantener una actitud de respeto, comprensión y acompañamiento frente al dolor del otro es crucial para poder llevar a cabo esta tarea. Actualmente, existen protocolos y programas de formación enfocados en el ámbito sanitario y familiar, como el mencionado por Belli (2020), donde se da la oportunidad de indagar y avanzar en las habilidades ante el hecho de comunicar malas noticias.

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