Duelo en niños: ¿Cómo afrontar una pérdida?

¿Qué podemos hacer cuando nuestros hijos/as están experimentando un duelo? ¿Cómo afrontar esta situación? Descubre cómo ayudarles a superar un duelo.

23 ENE 2023 · Lectura: min.
Duelo en niños/as

La mayoría de las personas entienden el duelo como un proceso por el que la persona debe aprender a adaptarse a la nueva vida sin la presencia de su ser querido fallecido. Sin embargo, el duelo puede darse ante circunstancias tales como una separación, cambio de residencia, pérdida de amigos, ruptura o cualquier cambio brusco que se produzca en su vida y necesite una adaptación. En el caso de la muerte de un ser querido, el duelo implica un dolor emocional intenso.  Pero, ¿cómo sufren el duelo los niños/as?         

Duelo en niños: ¿Cómo reaccionan los niños/as ante la muerte?

Las reacciones que una persona puede experimentar ante el dolor de la pérdida de un ser querido son normales ante una situación dolorosa, intensa y no frecuente. Los niños pueden darse cuenta de los cambios que se producen en su entorno. Sin embargo, el alcance de su  verdadera comprensión de lo que ocurre dependerá del desarrollo cognitivo y emocional asociado a la edad. Las reacciones pueden agruparse, de forma general, en síntomas físicos, conductuales, emocionales y cognitivos.

  1. Reacciones físicas: cansancio, falta de energía, hiperactividad, cambio en el apetito, sueño, dolores de cabeza, estómago, etc.
  2. Reacciones comportamentales: puede observarse un retroceso a etapas anteriores. Por ejemplo, hablar como un bebé, pedir biberón, chupete, dejar de controlar los esfínteres, etc.
  3. Reacciones emocionales: irritabilidad, tristeza, soledad, insensible a lo que le rodea, cambios de humor, desinterés por los iguales, etc.
  4. Reacciones cognitivas: preocupación por la posible muerte de otro ser querido, miedo a quedarse solos, a ser abandonados de nuevo, etc.

En la manera de manifestar el dolor, cada niño/a es único y su proceso de adaptación también lo será. Aun así, existen ciertas diferencias en las respuestas del duelo según la edad del niño:

  • Hasta 3 años: A esta edad los niños tienen total incomprensión sobre la muerte y muestran indiferencia ante ella. Sin embargo, sí perciben los cambios del entorno y sí viven que el ser querido, madre, padre, no acude ante sus peticiones o llamadas. Ante esta ausencia, el niño puede retroceder en las etapas evolutivas, mostrarse más dependiente, llorar más, estar más irritable.
  • De 3 a 5 años: Los niños saben que ha pasado algo que su ser querido no está, pero lo entienden como algo reversible por lo que preguntarán por ellos y busquen al ser querido.  Es probable que se consideren la causa del fallecimiento o que ellos han hecho algo malo y les han castigado. Pueden volver también a etapas evolutivas anteriores (chuparse el dedo, querer estar tomados todo el tiempo, pedir biberón, perder el control de esfínteres, por ejemplo). Pueden mostrar también cierta ambivalencia, puede parecer que entienden qué ha ocurrido y tiempo después preguntar cuando volverá su ser querido.
  • De 6 a 9 años: En esta franja de edad se comienza a crear un concepto  más realista de lo que significa morir. Empiezan a comprender que es irreversible y lo asocian a objetos como el ataúd, cadáver, etc.
  • De 10 a 12 años: A partir de esta edad su concepto de muerte es más similar al que tiene el adulto. Comprenden que es algo que le puede ocurrir a cualquiera, es inevitable e irreversible lo que puede generar angustia en los menores.
  • Adolescencia: Es más parecida a la concepción de muerte del adulto. La comprensión de que la muerte es algo que puede pasarle a cualquiera y no es reversible se puede negar llevando a cabo conductas  de riesgo, actuaciones o provocaciones.

Cómo afrontar el duelo en niños

¿Cómo le decimos al menor lo ocurrido?

La gran mayoría de los profesionales y autores expertos en el tema coinciden que la mejor opción es que la mala noticia a un niño se la comunique un ser querido cercano, de confianza para el niño. También es recomendable que sea lo antes posible, en un lugar conocido para él, donde se sienta cómodo y un momento planeado con calma.

  • Es un momento donde no debemos de tener prisa para irnos a otra parte, es mejor tener tiempo de sobra para estar todo el tiempo que ellos necesitan.
  • Es preferible realizar una introducción, no comenzar con la noticia. Por ejemplo, “estamos aquí, venimos, tenemos que contarte algo importante…
  • También se prefiere utilizar un lenguaje claro, no ambiguo y evitar el uso de relatos fantasiosos y ligarlo a sucesos de la vida que sí son reversibles como el sueño o un viaje. Así como no mentir o evitar hablar del tema.
  • Los niños/as, se dan cuenta y perciben que algo ha ocurrido que ha modificado su vida, Debemos encontrar el equilibrio entre contar la verdad y cargar la noticia con un exceso de realismo. Habrá ocasiones donde los detalles de la muerte puedan ser algo escabrosos, delicados.
  • Algo que resulta muy útil es, si en el pasado una mascota, un conocido ha fallecido recoger esta experiencia para utilizarla de ejemplo y promover el entendimiento del menor.
  • Es importante dar espacio, respetar y validad la respuesta del niño, cualquiera que sea. Las personas podemos reaccionar a malas noticias no aceptándolas, agresividad, culpa, interés abrumador para quien da la noticia, llantos o haciendo como si no hubiera escuchado nada. Son mecanismos que tiene el cuerpo para protegerse de un sufrimiento. Debemos de tener paciencia y mostrarnos disponibles para cuando ellos estén listos para hablar del tema.

En este punto es importante tener en cuenta que el objetivo es comunicar que nuestro ser querido ha fallecido y que no volverá, que es algo doloroso y lo sabemos, que estaremos con él o ella para lo que ellos necesiten, que los queremos y seguiremos queriendo principalmente.

¿Cómo ayudar a pasar el duelo a los niños/as?

Muchos padres o cuidadores adultos se preguntan qué deben de hacer para apoyar, ayudar, acompañar a ese menor que ha perdido a su padre, madre, abuela, hermano, etc.  Es un periodo donde , mientras superamos nosotros el duelo, queremos ayudar a que lo haga de la forma más sana posible y esto nos puede desbordar emocionalmente.

Antes de nada, aclarar que para el desarrollo emocional, social, psicosexual y cognitivo de los niños hacia su edad adulta sea la más sana posible es necesario que vivan una experiencia cálida, segura, afectiva, individualizada y continúa de cuidados a partir de los cuidadores que interactúen con ellos.

En primer lugar, mostrarse disponibles, ofrecer compañía y afecto. Si el fallecido es un ser querido, es probable que se sientan abandonados. Una manera de disminuir este sentimiento es favoreciendo interacciones agradables con ellos, cubriendo sus necesidades básicas y demostrar nuestra cercanía. Todo esto ofrecerá una sensación de seguridad en el menor.

Afrontar el duelo en niños/as

Los primeros días del fallecimiento puede perturbar, en mayor o menor medida, la estructura horaria de la familia o menor y es algo que pasa con menores y con adultos. En cuanto se pueda, es recomendable volver a la rutina cotidiana. Esto ofrece, de nuevo, un ambiente de seguridad y sensación de control.  Quizás haya que posponer cambios que supongan más procesos adaptativos, como el de colegio o adquisición de nuevas responsabilidades.

Como hemos dicho anteriormente, la reacción ante una mala noticia puede ser diferente dependiendo de la persona y es importante dar espacio para que la persona pueda expresar sus emociones. Esto vale tanto para el adulto como para el menor y es  importante validar, aceptar que cada persona sienta una emoción diferente a la nuestra. Quizás el padre sienta tristeza por la muerte de su esposa y el niño sienta tristeza y rabia por la muerte de su madre. No beneficia ocultar como nos sentimos delante de los niños, ni decirles que no lloren. Si los adultos muestran sus emociones delante de los niños/as les puede ayudar a entender que se les permite también sentir lo que están sintiendo y pueden expresarlo.

Cuánto dura el duelo en niños. ¿Cómo sabemos que lo han superado?

El duelo es un proceso que nos ayuda a entender qué ha sucedido y a aprender a adoptar un nuevo estilo de vida. Es un proceso, por lo que su superación no se articulará de un día para otro. Es algo progresivo que depende del tipo de vínculo con la persona fallecida, la edad del niño/a, el tipo de muerte, entre otras.

Los autores coinciden en que para afirmar que un niño ha elaborado el duelo es necesario que entienda que la muerte es irreversible, él o ella no es la causa de la muerte y recordarlo sin invadirle las emociones negativas.

Como en los adultos, el proceso del duelo puede estancarse, que no se elabore de una forma adecuada y aparezca el duelo patológico. Nos daremos cuenta de ello porque, las reacciones comentadas al principio pueden volver a aparecer junto con otras que explicamos a continuación:

  • Regresión de fases evolutivas superadas no se superan como el llanto en exceso, rabietas frecuentes, peticiones de biberón, chupete, etc.
  • Miedo intenso a la separación del adulto cuidador principal o a quedarse solo.
  • Pesadillas, problemas con el sueño.
  • Problemas en los diferentes ámbitos: bajo rendimiento escolar, problemas de conducta, rebeldía, etc.
  • Síntomas físicos como dolores de cabeza, de estómago.

Es bueno poder facilitar todo aquello que favorezca la elaboración del duelo. Los dibujos, el juego, elaborar álbumes de fotos favorece la expresión de sentimientos tal cual ellos los sienten. Podemos acompañarles y preguntarles qué han dibujado.

Los cuentos son una herramienta fabulosa para hablar de la muerte. Existen cuentos elaborados por expertos en psicología para que adultos y niños/as trabajen la muerte de un ser querido. Con los cuentos de puede hablar de los personajes, la historia y de las similitudes con su situación.

Es importante tener en cuenta si el menor está listo, está preparado para hablar, para sumergirse en las emociones que le llevan el duelo o si es nuestra prisa y ansia por lo que supere el duelo porque sufrimos al verlo.

  • Promover interacciones, actividades y momentos agradables fortalece el vínculo.
  • Establecer su rutina cotidiana favorece el sentimiento de seguridad.
  • Facilitar un espacio y tiempo para que se expresen los sentimientos de todos, mostrarse cercanos y accesibles aumenta la seguridad, la sensación de ser escuchados, comprendidos y queridos de ellos por sus cuidadores cercanos.

Si el cuidador principal observa estos síntomas o no sabe cómo poder ayudar o gestionar el acompañamiento del duelo, siempre puede acudir a un profesional de la psicología.

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Escrito por

Elena Cayuela

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Bibliografía

  • Guía: El niño en duelo + Cuento: La última historia de Dante, el cuentacuentos elefante. Quiles,M., Quiles, Y. y Rodríguez, P. (2016). Ed: Ediciones Pirámide.
  • Guillén Guillén, E., Gordillo Montaño, M. J., Gordillo Gordillo, M. D., Ruiz Fernández, I., & Gordillo Solanes, T.  (2013). CRECER CON LA PÉRDIDA: EL DUELO EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. International Journal of Developmental and Educational Psychology, 2(1),493-498.[fecha de Consulta 19 de Enero de 2023]. ISSN: 0214-9877. Recuperado de:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=349852173033

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