El síndrome de Dorian Gray

¿Conoces el síndrome de Dorian Gray? Hoy explico sus características principales, cómo detectarlo para saber si lo sufres y qué puedes hacer para superarlo.

9 AGO 2018 · Lectura: min.
El síndrome de Dorian Gray

Sólo hace falta a penas media hora y un poco de zapping para darse cuenta de que los medios de comunicación promueven una sociedad eternamente joven y guapa, con cuerpos envidiables. Esa es una realidad, aunque sea algo imposible de conseguir. El cuerpo, de la misma forma que una fruta, tiene un periodo de madurez y un momento de máximo esplendor justo antes de ir arrugándose y pudriéndose. Pese a que todos sabemos que la eterna juventud es cosa de películas, nos frustramos al ver como nuestros cuerpos van degradándose con el paso del tiempo. Eso nos pasa a la mayoría de personas, ya que vivimos bajo la influencia de lo que dictan los cánones de belleza. Pero no todo el mundo desarrolla una patología.

Estamos acostumbrados a pensar en mujeres cuando alguien dice trastorno de la imagen corporal. Si bien es cierto que culturalmente y socialmente se machaca mucho más a la mujer con los cánones de belleza, el hombre tampoco se libra de ello, y menos en los últimos tiempos. La sociedad dicta que el hombre tiene que tener un cuerpo atlético, con pectorales y abdominales marcados, debe tener pelo y una cara atractiva y sensual. El tema del pelo es algo que me llama especialmente la atención. Pese a que la calvicie es algo muy habitual en hombres, si te fijas no verás muchos hombres calvos ni en programas de televisión, informativos, series ni películas y cuando salen, son personas o muy rudas o enfermas o los "malos" de la película.

Toda esta influencia es la que ha provocado que se denomine como síndrome de Dorian Gray a todos aquellos hombres que están especialmente preocupados por mantener un cuerpo y cara armónicos, bonitos y jóvenes. Se trata de un trastorno de la imagen corporal que provoca que las personas que lo sufren estén muy pendientes de su aspecto físico, se gasten grandes cantidades de dinero y tiempo en gimnasios, técnicas de moldeamiento del cuerpo, productos cosméticos e incluso cirugías estéticas.

El peculiar nombre de este síndrome lo acuñó en el año 2000 el psiquiatra Brosig B, haciendo referencia a la novela de Oscar Wilde "El retrato de Dorian Gray" donde el protagonista siente el fuerte deseo de lograr la eterna juventud y desea que sea su retrato quien envejezca en lugar de él.

¿Qué caracteriza este síndrome?

  1. Según lo que he explicado anteriormente, se puede deducir que es un trastorno adquirido, es decir, no se nace con él. Se desarrolla a través de patrones socioculturales que provocan una gran preocupación por la apariencia física.
  2. Este trastorno cursa generalmente con la Dismorfofobia (obsesión por alguna parte del cuerpo que consideran desproporcionada o desagradable donde generalmente hay una distorsión, ya que no es tal la desproporción).
  3. Además, las personas que sufren este trastorno suelen ser personas con un baja autoestima, personas que aprenden a darse una identidad propia únicamente a través del aspecto físico.
  4. Suelen ser personas que rechazan cualquier aspecto que pueda considerarse maduro. Tienden a tener comportamientos infantiles o poco propios de la edad física que tienen y rechazan rotundamente el envejecimiento físico del propio cuerpo abusando del bótox, productos cosméticos, anabolizantes y operaciones estéticas.
  5. Además, la personalidad tiende a ser algo narcisista, es decir, aparentar ser mejor que los demás, considerar que la opinión propia es mejor que las otras y ser personas con poca empatía (les cuesta ponerse en el lugar de las otras personas).

¿Cómo puedo saber si sufro el síndrome de Dorian Gray?

Aunque el síndrome aún no se considera un trastorno psicológico per se, sí que hay ciertos rasgos que son comunes:

  1. Miedo o terror a la fealdad: La persona se mira constantemente y busca sus defectos físicos para ponerles remedio. Revisa la caída de su pelo, observa su cuerpo con detenimiento en busca de imperfecciones, etc.
  2. Distorsión de la imagen corporal: Pese a que los demás tienen una imagen de su físico más positiva, la persona se siente fea o considera que algunas partes de su cuerpo son defectuosas. Por ejemplo, pensar que la nariz es enorme cuando se tiene una nariz totalmente normal.
  3. Comportamiento infantil: La persona se comporta de una forma inmadura para la edad física que se tiene. Hay un rechazo a las responsabilidades de la vida y a madurar emocionalmente.
  4. Abuso de tratamientos físicos: Se recurre de forma casi compulsiva a cremas, dietas, ejercicio físico y operaciones estéticas para mejorar el aspecto físico. Una persona puede pasar por quirófano muchas veces para perfeccionar ese aspecto de su cuerpo queno le acaba de gustar. Por ejemplo, operarse varias veces la cara hasta llegar al punto que se pierden las facciones identificativas.
  5. Abuso de fármacos: Estas personas toman un gran número de pastillas al día, ya sea para el fortalecimiento del pelo, para revitalizar la piel, para aumentar la masa muscular, para adelgazar, para la disfunción eréctil, etc.
  6. Conductas autodestructivas: La persona se expone a hábitos poco saludables para lograr mejorar el aspecto físico. El físico pasa por encima de la salud en el sistema de prioridades.

Si crees que sufres este síndrome o conoces a alguien que lo padezca, la mejor solución es acudir a un psicólogo o psicoterapeuta que te ayude a aceptar el proceso natural de envejecimiento. Por uno mismo es muy difícil superar este problema, ya que generalmente está asociado a trastornos de la personalidad, y sin el apoyo de profesionales de la salud mental, es muy difícil resolverlos.

Encarni Muñoz Silva

Psicóloga sanitaria, colegiada nº 16918

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Escrito por

Encarni Muñoz

Encarni Muñoz es psicóloga sanitaria, especializada en adultos y con más de 10 años de experiencia. Realiza terapias individuales y de pareja a partir de una corriente integradora. Su objetivo es dotar a la persona de recursos y ayudar a descubrir los que posee para mejorar su calidad de vida en el mínimo número de sesiones posible.

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