Negatividad emocional: ¿Cómo controlar las emociones negativas?

A nadie le gusta experimentar las conocidas como 'emociones negativas'. Pero a pesar de ello, la ira, la frustración, el miedo, así como todo el listado de emociones negativas que podemos imaginar son parte de nuestra naturaleza humana. 

Cuando nuestras principales emociones son negativas, las personas suelen experimentar tanto estrés como ansiedad, entre otros estragos para su salud mental. Para poder afrontar este tipo de emociones, las personas deben aprender la razón detrás de experimentarlas. 

¿Qué son las emociones negativas?

Muchas personas confunden lo que son las emociones o sentimientos negativos. A pesar de que están conectados entre ellos, existe una gran diferencia. Las emociones negativas se consideran respuestas a un 'nivel inferior'.

Es decir, la negatividad emocional así como las diferentes emociones que experimentamos ocurren en las áreas subcorticales de nuestro cerebro, como puede ser la amígdala o las cortezas prefrontales ventromediales. Es precisamente en estas áreas donde se realizan las reacciones bioquímicas que tienen un impacto en nuestro estado físico.

Las emociones están codificadas en nuestro ADN y existen estudios que apuntan a que estas se desarrollaron como un método para ayudarnos a responder rápidamente ante diferentes amenazas ambientales. 

¿Cómo nos dañan las emociones desagradables?

Se ha demostrado que el efecto tóxico de emociones perturbadoras como la ira, la angustia, el miedo, la negatividad, etc., cuando son prolongadas en el tiempo, está al nivel de peligrosidad para la salud del tabaquismo.

Ya Jonh Pierrakos, creador junto a Alexander Lowen de la bioenergética, nos habló de la importancia de tomar conciencia y dar una salida sostenida y no destructiva a todas las emociones reprimidas (lo que él llamó el ser inferior, parecido a la sombra de la que habló Jung). De aquí la importancia de un proceso terapéutico profundo en el que, con la ayuda de un profesional capacitado y unas técnicas apropiadas, las personas podamos tomar conciencia de nuestras emociones "negativas" reprimidas pudiendo darles una expresión en un entorno protegido.

Es importante destacar que muchas de las emociones negativas permanecen inconscientes y, aunque no nos damos cuenta de ellas, nos condicionan y operan en nuestras relaciones y vida cotidiana sin que nosotros nos demos cuenta.

Es por todas estas emociones reprimidas por lo que creamos lo que Wilhelm Reich llamó "la coraza muscular", un conjunto de tensiones musculares crónicas con las que contenemos todo lo que consideramos censurable o no apropiado (miedo, ira, enfado, tristeza…). Estas tensiones físicas pueden causarnos dolores que, aunque podamos aliviar con masajes o relajantes, pronto reaparecen pues la causa que origina la contracción y por tanto el dolor, es decir, la emoción reprimida, no se ha hecho consciente y liberado.

Es por ello que, por ejemplo, muchas personas sufren dolor de espalda o de hombros, zonas que están asociadas con la ira reprimida, otras, dolor de cuello, normalmente causado por un excesivo afán de control debido a una falta de confianza y al miedo, otras incluso dolores generalizados en todo su cuerpo debido a un estado de alerta.

Es muy probable que hasta que no se liberen estas emociones, los dolores persistan a pesar de los paliativos que podamos utilizar. Además, el estado de contracción muscular que se requiere para mantener las emociones reprimidas, provoca un cuerpo contraído, en el que la respiración es muy superficial y, con ello, un estado energético muy limitado pudiendo provocar, dependiendo de la estructura caracterial de cada uno, un estado depresivo -el cual no es más que un estado energético muy bajo- o un estado de ansiedad y agitación constante, en el que nos sentimos como una olla a presión a punto de estallar. En cualquier caso, el resultado será un estado vital desconectado del cuerpo y por tanto del momento presente y del placer, falto de la capacidad de amar, crear y disfrutar de la vida.

¿Por qué son importantes las emociones negativas y positivas?

Cuando hablamos de las emociones negativas y positivas, es importante recordar que cualquiera de los tipos de emociones que existen no son negativas o positivas en sí mismas. En realidad, las emociones son solo señales que nos permiten prestar más atención a los eventos que suceden en nuestro alrededor. 

Normalmente, las emociones negativas las experimentamos debido a que existe algo que está mal en nuestro alrededor o en nosotros mismos. De este modo, tanto los sentimientos negativos como estos tipos de emociones son importantes para conocer qué está pasando y qué debemos cambiar en nosotros. 

¿Cómo nos afectan la negatividad emocional?

Tanto la ira, como el miedo el resentimiento, la frustración o la ansiedad son emociones negativas que la mayoría de personas pueden experimentar casi con regularidad. Cuando este listado de emociones se siente con demasiada frecuencia, la persona puede acabar padeciendo algunas afectaciones en su salud mental. Entre las más comunes, encontramos las siguientes. 

• Estrés: Las emociones como el miedo, la angustia o similares pueden crear un estrés adicional en nuestro cuerpo y mente. Esto a la vez puede acabar provocando ciertos problemas de salud crónicos si este estrés se vuelve abrumador. 
• Frustración: Las personas que sienten una de estas emociones desagradables suelen acabar adquiriendo tristezas e inseguridades hacia ellas mismas. 
• Ansiedad: Los miedos emocionales también pueden crear una preocupación excesiva, lo que conlleva experimentar de ansiedad.

Cuando experimentamos tanto emociones como sentimientos negativos esto puede ser una clara señal de que existe un problema que debemos solucionar. Para poder afrontarlo, quizá sea necesario acudir a un psicólogo profesional. 

¿Cómo controlar las emociones negativas?

Las emociones negativas no se puede eliminar. A pesar de ello si existen algunas estrategias que nos pueden ayudar a controlar estos tipos de emociones. Entre las más destacadas los psicólogos remarcan las siguientes. 

Así como existen beneficios para las emociones negativas, existen perjuicios para la "falsa positividad" en la que nos avergonzamos por experimentar estos estados naturales y tratamos de negarlos o de obligarnos a fingir que nos sentimos más positivos de lo que nos sentimos.

1. Aprender sobre nosotros: El autoconocimiento implica adoptar una mayor conciencia sobre nosotros mismos y aumentar el conocimiento personal sobre nuestro cuerpo y mente. De esta forma, cuando experimentamos emociones negativas es importante saber la razón que hay detrás de ello y las señales que envía tu cuerpo para reconocerlas. 
2. Acéptalas: De nada sirve frustrarte cuando experimentas tanto emociones como sentimientos negativos. Por lo contrario, intentar eliminar este tipo de emociones suele generar más tensión. Aceptar las emociones negativas cuando aparecen es la mejor manera de poder afrontarlas.
3. Revalúa la situación: Replantear las experiencias desde un punto de vista diferente es un buen método para controlar las emociones negativas que surgen de nuestro interior. 
4. Practica la gratitud: Al expandir los sentimientos de conexión con los demás y la autocompensación, las personas pueden disminuir la probabilidad de experimentar las emociones negativas. 
5. Practica técnicas de relajación: Una manera de mantener a raya las emociones desagradables es precisamente intentar acudir a ciertas técnicas de relajación o de respiración para evadir la tensión que estas puedan provocar tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo. 

Por todo lo anterior, si uno quiere realmente experimentar un cambio evolutivo y vivir más acorde con lo que realmente es, es fundamental tomar contacto con las emociones negativas reprimidas. Con ello, logramos no solo una liberación que nos aporta paz y nos libra de síntomas de origen psicosomático, sino una integración de nuestra personalidad total. En estos casos, un profesional de la psicología puede ayudarnos a conseguir este objetivo. 

Esta integración de aspectos de nuestra personalidad aumenta, además, la capacidad de establecer relaciones satisfactorias pues, cuanto más unificada está la persona, mayor es su capacidad para relacionarse y amar al otro, no cayendo en proyectar en los demás lo que tenemos reprimido en nosotros mismos.

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