Maltrato psicológico familiar: 6 Señales con frases de ejemplo para identificarlo

¿A veces te preguntas si lo que hizo alguno de tus padres fue realmente maltrato emocional? ¿Piensas que eres tú quien exagera? Entra y descubre señales para poder identificarlo.

13 MAY 2022 · Lectura: min.
Maltrato psicológico familiar: 6 Señales con frases de ejemplo para identificarlo

La infancia es una etapa que casi todas las personas recuerdan especial. La inocencia, el cuidado y la protección son elementos que muchas personas asocian a esta etapa. Pero… ¿Qué pasa cuándo es el propio entorno familiar el que propicia la inseguridad y la desprotección? 

A diferencia del maltrato físico, la violencia psicológica no deja una huella visible y el hecho de que se produzca dentro del entorno familiar, hace que ésta sea difícilmente reconocible. Este hecho no significa que la violencia emocional sea menos dañina, al contrario, deja huellas duraderas complicadas de gestionar que repercuten gravemente y que su impacto puede permanecer hasta la edad adulta. En ocasiones, al crecer con estas dinámicas altamente dañinas, hacen que acabemos normalizándolas y hasta las justifiquemos minimizando la situación. De hecho, muchas personas se percatan de que vivieron este tipo de experiencia cuando estas dinámicas se mantienen aún en la adultez.   

Si has llegado hasta aquí es porque quizás sientes culpa por no sentir estima hacia alguno de tus progenitores o recuerdas aspectos de tu infancia que te duelen y que te hacen dudar de si realmente tu padre/madre abusó emocionalmente de ti en la infancia. Entra y descubre por qué cuesta identificar este tipo de situaciones y cómo detectar si realmente viviste esta situación con frases de ejemplo.

¿Por qué las experiencias de abuso emocional son complicadas de identificar?

Reconocer y gestionar que efectivamente, alguno de tus padres abusó emocionalmente de ti en la infancia, no es una situación que sea fácil por diversos factores.  Quizás replanteándote esta situación te estés sintiendo culpable por pensar que alguno de tus padres (o ambos) te maltrató psicológicamente. Estos sentimientos de culpa y negación acaban perjudicando negativamente ya que cuando no es posible aceptar una situación (sea la que sea), no es posible gestionarla. Comprender el por qué de estos sentimientos puede ayudarte a aceptar la situación, poder liberarte de la culpa y poder comprenderte mejor. Dicho esto, algunas de las causas por las que intentas negar esta experiencia pueden ser: 

  • Importancia de la familia en la sociedad: Vivimos en una sociedad que nos ha hecho creer que la familia es un vínculo que nadie debería romper. Es normal escuchar que la familia es lo primero y que no hay nada más importante que se deba mantener.  Sentir que no quieres a tu propio/a padre o madre puede resultar doloroso e incluso, percibirnos a nosotros mismos como malas personas. ‘¿Por qué no queremos a alguien que deberíamos querer?’, ‘¿Por qué debería yo romper algo que en teoría es lo más preciado que tengo?’... Este hecho puede llevar a forzarnos a sentir vinculación por alguna figura cuando incluso ésta sigue sin proporcionarnos amor. Esto acaba conllevando que la persona esconda aquello que sucedió (o sucede) por encima de todo, considerando que la familia va por encima de uno mismo, incluso cuando ésta es fuente de sufrimiento.
  • Normalización de la violencia dentro del contexto familiar: Los malos tratos en el ámbito familiar han sido ampliamente normalizados a lo largo de muchas décadas, concibiendo, por ejemplo, el castigo con violencia como parte natural de la crianza . De hecho, las primeras campañas de sensibilización de la violencia en este entorno aparecieron recientemente, concretamente en el siglo pasado. Por lo tanto, hay muchas personas que aún perciben ciertas prácticas como “normales” y necesarias para la crianza de un hijo/a reproduciendo este estilo de generación en generación.  Esto finalmente acaba repercutiendo en cómo percibimos el trato que recibimos en la infancia, considerando como “normales” ciertas prácticas que realmente son violentas y perjudiciales. 

Signos y frases de maltrato psicológico: 

Los padres que maltratan emocionalmente a sus propios hijos tienen una característica principal y es que no son capaces de gestionar sus propias emociones y, en ocasiones, es habitual que ellos mismos hayan sufrido experiencias traumáticas y/o pérdidas en la infancia que no han podido elaborar. La cuestión es que estas dificultades hacen que cuando ven a su propio hijo/a sintiendo emociones que ellos mismos no saben gestionar, las perciben como una provocación hacia su integridad emocional. Por lo tanto, el contacto les genera ansiedad y la canalizan a través de comportamientos hostiles y de rechazo como, por ejemplo, los siguientes:

  1. Invalidan emociones: Ante cualquier respuesta emocional del niño/a, el padre y/o madre actúa invalidando sus emociones. Incluso, en ciertas ocasiones, cuando el niño/a responde ante un comportamiento hostil invalidan su respuesta emocional. Invalidar quiere decir que niegan o evitan las emociones del otro imitando de forma peyorativa cuando el niño/a se expresa o bien, con frases como, por ejemplo: ‘¿En serio estás llorando por eso?’, ‘Eso no tiene ninguna importancia’, ‘No se te puede decir nada’, ‘No hace falta que te pongas así’, ‘Eres demasiado sensible’, ‘¿Y ahora por qué lloras?’, ‘¡Qué exageración!’, ‘No me distraigas con tonterías’, etc.
  2. Gritan y amenazan: Suelen perder el control de sus propias emociones y suelen gestionarlas a través de los gritos o las amenazas. No saben cómo resolver las situaciones y la única forma que tienen de que el niño/a les obedezca y les tenga respeto es gritándoles o amenazándoles dando golpes a objetos, rompiéndolos, levantando la voz, etc. Utilizan frases como, por ejemplo, ‘Deja de llorar o te daré un motivo para llorar de verdad’, ‘Cállate o te haré callar’, etc.
  3. Culpabilizan: En relación a lo anterior, cuando pierden el control de sus propias emociones, suelen responsabilizar al niño/a de su falta de regulación emocional, no son ellos/as los que no han podido gestionar sus emociones, sino que es el niño/a quien “ha hecho” que se pongan así. Por ejemplo: ‘Mira como me haces poner…’, ‘He tenido un mal día por tu culpa’, ‘Por tu culpa he tenido que romper tu juguete preferido’, ‘No le digas a tu madre/padre que te he gritado porque después discutimos por tu culpa’…
  4. Comparan: Critican y comparan de forma constante al niño/a con otros niños o familiares. ‘Deberías ser igual de inteligente que…’, ‘Tu hermano/a no me da tantos problemas’, etc. son frases que suelen utilizar.
  5. Infravaloran y humillan: No reconocen ningún logro, suelen despreciar cualquier interés considerando que es una tontería, haciéndole creer es incapaz de realizarlo o bien, resaltando las veces que falló. ‘No haces más que fallar’, ‘No entiendo cómo no eres capaz de hacer esto, pareces tonto/a’, ‘No vas a ser capaz’, ‘¿Para qué quieres hacer eso? es de inútiles’, ‘Vaya tontería lo que estás diciendo’, ‘Harás el ridículo’, etc.
  6. Hacen luz de gas (o Gashlighting): El gashlighting (o luz de gas) es un término que normalmente se vincula a las relaciones de pareja. Sin embargo, es un tipo de maltrato emocional que también puede darse en el contexto familiar. En este caso, el progenitor tiene como objetivo alterar la percepción del niño/a haciéndole creer que lo que ha escuchado, siente o cree es falso. Esto acaba produciendo que incluso en la edad adulta, se tengan dudas respecto a lo que se vivió, si todo es una invención, una exageración, etc. Ejemplos: ‘Yo nunca dije eso’, ‘Estás loco/a’, ‘Lo estás recordando todo mal’, ‘Fuiste tú quién me gritó, no yo’, ‘Nadie te entiende’, ‘Tendrás que ir al médico porque estás muy mal de la cabeza’, ‘Deja de imaginarte cosas’, etc.

El abuso emocional deja diversas secuelas a nivel psicológico como, por ejemplo, baja autoestima, dificultades en la regulación emocional, problemas en las relaciones interpersonales, etc. e incluso, es un factor de riesgo para el desarrollo de distintos trastornos psicológicos. Sin embargo, el hecho de reconocer que hemos vivido esta situación puede ayudarnos a gestionar la culpa y poder tomar el paso de pedir ayuda de un profesional. Recuerda que si has vivido este tipo de situación en la infancia, no fue tu culpa, el adulto era el responsable de gestionar sus emociones y ayudarte a regular las tuyas. Las secuelas de este tipo de experiencias en la infancia suelen ser complicadas de gestionar, si sientes que este tipo de situación sigue afectándote, no dudes en buscar ayuda de un/a profesional.

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Escrito por

Carolina Pascual Sanoner

Soy graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona con especialidad en psicología de la salud y psicología clínica de la edad adulta. Después de la carrera, realicé un máster oficial de psicología infantojuvenil, además de otros cursos de especialización. En la actualidad, me encuentro realizando el Máster General Sanitario.

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Bibliografía

  • Gago, J. (2014). Teoría del apego. El vínculo. Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar. Navarra, 1-11. 
  • Valenzuela, M. La normalización de la violencia en la crianza de NNA. Sociología de la Infancia. Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades. 
  • Vergara, M. (2018). Atención a la infancia y la adolescencia en riesgo. Conceptos clave y abordaje del maltrato infantil en el ámbito familiar. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya

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