Síntomas de estrés agudo: Señales para identificar este trastorno

¿Sabes en qué consiste el trastorno por estrés agudo? Entra para descubrir sus distintos síntomas y su relación con el trastorno por estrés postraumático.

19 AGO 2022 · Lectura: min.
Síntomas de estrés agudo: Señales para identificar este trastorno

Cualquier suceso traumático generar terror e indefensión a aquellas personas que lo experimentan ya que ponen en peligro la integridad psicológica o física de las personas. En ocasiones, las personas son incapaces de afrontar la situación ya que la experiencia supera los recursos psicológicos de afrontamiento desencadenando la presencia de trastornos psicológicos como, por ejemplo, el trastorno por estrés agudo. 

Quizás llegados hasta este punto te preguntes si el trastorno por estrés agudo es lo mismo que el trastorno por estrés postraumático (o también conocido como TEPT). Para descubrirlo sigue leyendo el artículo y podrás conocer qué es el estrés agudo, qué lo diferencia del TEPT y cuáles son los síntomas del trastorno por estrés agudo. 

¿Qué es el trastorno de estrés agudo? 

El trastorno de estrés agudo es un trastorno clasificado en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales) como un tipo de trastorno relacionado con los traumas y los factores de estrés. Todos los trastornos que se encuentran en este grupo tienen en común que surgen tras la exposición a un evento traumático o a un fuerte estrés. Sin embargo, su presencia no depende únicamente del suceso traumático ya que en diversas ocasiones, podemos encontrar a personas que han pasado por la misma situación y no acaban desarrollando ningún trastorno. Entonces, ¿de qué depende? La realidad, al igual que la mayoría de trastornos psicológicos, es que no hay una única causa sino que su desarrollo depende de la combinación de diferentes factores de riesgo. En este caso, algunos de los hechos que se han constatado es que las personas que ya presentan un trastorno psicológico son más vulnerables a desarrollar el trastorno por estrés agudo y que cuando el suceso es intencionado (como, por ejemplo, un atentado) aumenta las posibilidades de padecerlo. 

Otra de las características principales del trastorno por estrés agudo es que su duración es de 3 días a 1 mes desde la exposición a la situación traumática. De hecho, el estrés agudo tras la exposición a una experiencia amenazadora constituye la primera fase del trastorno por estrés postraumático y el período de un mes es la etapa en la que las respuestas se orientan a la recuperación o bien, a la fijación de los síntomas y, por lo tanto, al desarrollo del trastorno por estrés postraumático. De hecho, muchos profesionales sitúan el trastorno por estrés agudo como una respuesta adaptativa (saludable) de las personas ante situaciones potencialmente estresantes o amenazantes. Por lo tanto, es esencial que en este período la persona reciba la ayuda necesaria para poder prevenir el mantenimiento de dichos síntomas. 

Síntomas del estrés agudo: 

Teniendo en cuenta el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales), los síntomas de este trastorno se pueden dividir en cinco categorías distintas: 

Exposición a una experiencia traumática:

Como ya hemos comentado, uno de los síntomas característicos del trastorno por estrés agudo es haber estado expuesto a la muerte, a violencia sexual o a alguna lesión grave ya sea por la experiencia directa, por haber presenciado el suceso (no se aplica a la exposición a través de medios de comunicación), tener el conocimiento de que a algún familiar cercano o a un amigo íntimo ha estado expuesto o bien, estar en constante exposición a sucesos traumáticos como, por ejemplo, polícias que están expuestos de forma repetida a detalles de violencia infantil.

Síntomas intrusivos:

Los recuerdos y pensamientos intrusivos se caracterizan por no ser evocados por las personas, es decir, aparecen sin desearlos y generan malestar. Estos son muy frecuentes en las personas que presentan este trastorno pero también son comunes en otros como, por ejemplo, en el trastorno obsesivo-compulsivo. En el trastorno por estrés agudo se pueden presentar los siguientes: 

  • La persona recuerda el suceso traumático de forma recurrente y estos recuerdos son angustiosos, involuntarios e intrusivos. En el caso de los niños/as este síntoma se puede expresar por juegos que son muy repetitivos y que giran en torno al evento traumático.
  • Sueños de forma recurrente en los que el contenido está relacionado con el suceso.
  • Presencia de reacciones disociativas, reacciones en las que la persona siente o actúa como si el evento traumático estuviera sucediendo en ese preciso momento.
  • La persona presenta malestar psicológico intenso o reacciones físicas intensas en respuesta a estímulos que se parecen al suceso traumático (sonidos, personas, etc.).  

Síntomas relacionados con el estado anímico y síntomas de evitación: 

Las personas que presentan este trastorno pueden presentar tanto síntomas relacionados con el estado anímico, así como estrategias de afrontamiento centradas en la evitación con el objetivo de minimizar las respuestas emocionales relacionadas con el suceso. En concreto, los síntomas pueden ser:

  • Dificultades persistentes para experimentar emociones positivas (satisfacción, felicidad, alegría, etc.) pero sí presenta emociones negativas como miedo, vergüenza, entre otras.
  • Grandes esfuerzos para evitar recuerdos, sentimientos y/o pensamientos que estén relacionados con el trauma.
  • Evitación de personas, conversaciones, actividades, situaciones, objetos, etc. que están relacionados o que recuerdan al suceso traumático

Síntomas disociativos: 

Los síntomas disociativos son aquellos en los que la persona se siente desconectada ya sea con el entorno, con su propia persona, con los recuerdos, etc. y pueden permanecer durante horas o incluso días. Los síntomas son:

  • Dificultades para recordar aspectos importantes relacionados al suceso en cuestión y estas dificultades no están asociadas al consumo de drogas ni a ninguna lesión cerebral.
  • Sentido de uno mismo (despersonalización) y de la realidad (desrealización) alterados. Pueden sentir la sensación de que el tiempo pasa lento, verse a uno mismo como si fuese otra persona, etc.

Síntomas de alerta:

Debido a la experiencia vivida, las personas pueden mantenerse en constante alerta pudiendo manifestar los siguientes síntomas: 

  • Problemas relacionados con el sueño ya sea por dificultades para conciliar y/o mantenerlo, por pesadillas o bien, por la propia hipervigilancia que presentan.
  • Irritabilidad y arrebatos de hostilidad con poca o ninguna provocación que se pueden expresar tanto en forma de agresión verbal o física contra personas y/o objetos.
  • Dificultades para concentrarse y recordar hechos cotidianos.
  • Hipervigilancia y respuesta de sobresalto que se activa de forma exagerada ante estímulos que no son intensos ni amenazadores como, por ejemplo, el sonido de un teléfono.

Si recientemente has sufrido alguna situación traumática o muy estresante y presentas alguno de los síntomas comentados, es importante que te pongas en contacto con un profesional especializado para prevenir que los síntomas se mantengan a lo largo del tiempo y poder recuperar tu bienestar. 

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Escrito por

Carolina Pascual Sanoner

Soy graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona con especialidad en psicología de la salud y psicología clínica de la edad adulta. Después de la carrera, realicé un máster oficial de psicología infantojuvenil, además de otros cursos de especialización. En la actualidad, me encuentro realizando el Máster General Sanitario.

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Bibliografía

  • American Psychiatric Association - APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed.5.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Echeburúa, E., de Corral, P. y Amor, P.J. (2014). Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés. En V. Caballo, I. Salazar y J. A. Carrobles (Dirs.), Manual de Psicopatología y trastornos psicológicos (pp. 290-313). Madrid: Pirámide. 
  • Echeburúa, E. y de Corral, P. (2008). Trastorno de estrés postraumático. En A. Belloch, B. Sandín y F. Ramos, Manual de psicopatología, Volumen II (pp.137-148). Madrid: McGraw Hill.

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